Las sartenes son unos de los utensilios a los que más uso se le da en el día a día, por lo que el desgaste se hace más que obvio a las pocas semanas.

La parte de debajo suele quedarse negra como si estuviera quemada, incluso hay algunas a las que se le incrusta la grasa.

Son un elemento indispensable en las cocinas. Tirarlas a la basura y comprar nuevas es la solución más fácil, sin embargo, puedes conseguir que su aspecto vuelva a la normalidad y que recuperen su eficacia sin ningún problema.

La solución está en los ingredientes que todos tenemos en casa, con los que se pueden llevar a cabo algunos trucos de limpieza. Es importante tener en cuenta algunos consejos de mantenimiento como no echarles agua fría cuando aún están calientes para conservar su antiadherencia.

Si necesitas recuperar varias sartenes y eliminar su suciedad o grasa acumulada, te recomendamos unos trucos para que vuelvan a estar como el primer día.

Bicarbonato y vinagre

Además de eliminar la suciedad, este truco te ayudará a deshacerte de los malos olores y desinfectar la sartén.

Lo que tienes que hacer es espolvorear bicarbonato de sodio sobre la superficie de fuera hasta cubrirla por completo y añadir vinagre por encima. Deja reposar esta mezcla durante 20 minutos.

A continuación, frota la zona con paciencia con movimientos circulares con la ayuda de un estropajo de aluminio.

Limpiador de vitrocerámica

Extiende un poco del limpiador que uses habitualmente para limpiar la vitrocerámica sobre el culo de la sartén y espera unos minutos. Después, frota con un estropajo de aluminio para eliminar los residuos, que se desprenderán fácilmente.

Asegúrate de enjuagar bien la sartén con agua y jabón. Para acabar, déjala secar.

Patata y sal gruesa

Si quieres eliminar la grasa incrustada, tendrás que coger una patata y sal gruesa. No te preocupes, la sartén no se rayará y este truco ayudará a mantener su poder antiadherente.

Para usar esta combinación tendrás que tener a mano una cucharada de sal gruesa, una cucharadita de aceite de oliva y la mitad de una patata bien lavada.

A continuación, espolvorea la sal sobre la superficie de la sartén y frótala bien con la mitad de la patata. Cuando ya hayas conseguido eliminar la suciedad, aclárala con agua y sécala bien.

Para finalizar, vierte aceite de oliva para proteger bien la superficie.

Sal gruesa y papel de aluminio

Continuando con la sal gruesa, hay otro truco que te ayudará con las sartenes que son de hierro.

El procedimiento es el mismo que el de la patata, pero en lugar de esta, utilizarás papel de aluminio. Repite el truco anterior, pero en vez de usar el tubérculo, haz una bola con el aluminio y frota la superficie exterior.

Cuando el papel ya esté negro, aclara bien la sartén y lávala como lo haces de forma habitual.

La sal también te puede servir para quitar la grasa de la superficie interior, calienta la sartén y vierte sobre ella tres cucharadas de sal, cuando esté de color oscuro (aproximadamente unos 3 minutos después), quítala del fuego y cuando se enfríe quita los restos con un paño seco y limpio.