Una nueva investigación internacional ha confirmado la presencia de los primeros humanos en América hace alrededor de 22.500 años, antes del período más intenso del último ciclo glacial. Las conclusiones de los científicos se sustentan en huellas humanas encontradas en Nuevo México, Estados Unidos. Se trata de las huellas humanas más antiguas conocidas hasta el momento en el continente americano.

Aunque una gran cantidad de investigaciones arqueológicas durante el siglo XX se enfocaron en determinar el momento exacto de la migración humana a las Américas, la cuestión aún está lejos de resolverse. Según una nota de prensa de la Universidad de Cornell, uno de los centros académicos que participó de la investigación, un estudio de afloramientos expuestos del lago Otero, en el Parque Nacional White Sands en Nuevo México, Estados Unidos, reveló numerosas huellas humanas que datan de hace unos 23.000 a 21.000 años.

Capas de hielo

Los descubrimientos indican la presencia de los primeros humanos en América del Norte durante aproximadamente dos milenios, antes del Último Máximo Glacial. Dicho ciclo fue la época en la cual las capas de hielo alcanzaron su máxima extensión en ocasión del último período glacial, aproximadamente hace 20.000 años.

Las condiciones extremas que marcaron este ciclo persistieron durante miles de años: la extensión de las capas heladas permitía que teóricamente fuera posible caminar de América del Norte a Europa cruzando la capa de hielo formada en el Atlántico norte. Sin embargo, no puede confirmarse aún cómo y cuándo los primeros humanos llegaron al continente americano, o si existen rutas arqueológicas por descubrir.

Niños y adolescentes

Según los científicos, este momento coincidió con un evento de calentamiento abrupto del hemisferio norte, que hizo descender los niveles del lago Otero y permitió que los primeros humanos y la megafauna caminaran sobre superficies recién expuestas, generando huellas que se conservaron en el registro geológico y que hoy arrojan luz sobre la presencia humana en América.

De acuerdo a la nueva investigación, publicada recientemente en la revista Science, las huellas descubiertas probablemente pertenecían a niños y adolescentes. La existencia de una fuerte evidencia en torno a que los primeros humanos se asentaron en las Américas hace más de 20.000 años, obligará a los investigadores a reconsiderar los sitios que tienen evidencia más certera de la ocupación humana temprana.

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Múltiples controversias

Por ejemplo, según un artículo publicado en la revista Nature, los arqueólogos asociaron durante décadas a los primeros habitantes de América del Norte con puntas de lanza de piedra de 11.000 a 13.000 años de antigüedad. Posteriormente, el descubrimiento de numerosos sitios arqueológicos desde Alaska hasta América del Sur, que datan de hace 16.000 años, sembró dudas sobre la hipótesis anterior y propuso una ruta de migración costera desde Siberia.

La detección y la obtención de imágenes con tecnología no destructiva ha ampliado enormemente la capacidad de los investigadores para estudiar los registros arqueológicos en un contexto más amplio. Concretamente, el nuevo estudio proporciona la primera evidencia inequívoca de una presencia humana sostenida en las Américas, miles de años antes de lo considerado como probable hasta el momento.

Los nuevos descubrimientos vuelven a abrir la discusión y sugieren que la llegada de los primeros humanos a América es anterior a lo indicado por las teorías en vigencia. Junto a la presencia humana, también se confirmaron algunos datos sobre la megafauna presente en ese momento: huellas de animales como mamuts, perezosos terrestres gigantes, lobos y pájaros terminan de configurar el paisaje que dominaba a la Tierra durante ese período.

Referencia

Evidence of humans in North America during the Last Glacial Maximum. Matthew R. Bennett et al. Science (2021).DOI:https://doi.org/10.1126/science.abg7586

Foto: huellas antiguas encontradas en el sitio de Nuevo México: tenían entre 21.000 y 23.000 años de antigüedad, y probablemente pertenecían a niños y adolescentes. Crédito: Servicio de Parques Nacionales de Estados Unidos, USGS y Universidad de Bournemouth.