La investigación del Servicio de Asuntos Internos de la Guardia Civil sobre el espionaje del que fue objeto la pareja del expresidente pamameño Ricardo Martinelli se ha saldado con seis detenidos y cinco imputados, entre ellos el exmandatario centroamericano. Están investigados por su pertenencia a un grupo criminal y la comisión de delitos de acoso. Entre los detenidos en la operación Pantera figuran cuatro guardias civiles destinados en la Comandancia de Balears. El objetivo del seguimiento era confirmar si la mujer mantenía relaciones con otros hombres durante su estancia en Mallorca.

Fruto de las investigaciones realizadas, se ha procedido a la detención de seis personas y a la imputación de otras cinco por su pertenencia a un grupo criminal que se dedicaba a realizar seguimientos a una mujer canadiense de origen español por encargo de uno de los investigados, durante su estancia en Mallorca.

En el transcurso de la operación policial, se ha procedido a realizar registros domiciliarios, bajo la tutela del Juzgado de Instrucción número de Palma, de las viviendas de seis de los detenidos en los que se han incautado diferentes componentes tecnológicos para la realización de actividades de vigilancias y seguimientos, así como diversa documentación manuscrita relativa a la planificación y organización de dichas actividades.

En el mes de julio de 2020, una ciudadana canadiense interpuso denuncia ante la Guardia Civil por el acoso y seguimiento al cual se encontraba sometida por parte de varios individuos, los cuales habrían llegado a poner en peligro su integridad física, así como la de las personas de su entorno. Uno de los investigados, de origen panameño habría contratado los servicios de control de las actividades a este grupo criminal, el cual se autodenominaba “Group Kougar”, los cuales daban cuenta a esta persona de la información obtenida tras las vigilancias realizadas sobre la víctima. Mediante un grupo perfectamente jerarquizado y organizado, el cual estaba compuesto por miembros de la Guardia Civil, Fuerzas Armadas y personal de seguridad privada, vigilaban y seguían a la víctima por toda la isla de Mallorca dando cuenta de las actividades realizadas a su “empleador”.