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La Policía Nacional ha recibido veinte denuncias por delitos de odio este año en Mallorca

Catorce de los incidentes fueron actos de xenofobia y los otros seis de homofobia

El inspector Federico Chacón, en su despacho de la Jefatura de Policía de Palma. | X.P.

La última fue el pasado sábado. Un hombre de 51 años y su hijo, de catorce, acabaron detenidos por insultar y golpear a su otro hijo, de 18, a causa de su orientación sexual en su domicilio de Can Pastilla. «Todos los maricones son así, a todos le pegaría un tiro», llegó a manifestar el menor. El miércoles anterior, un individuo que se hace pasar por policía increpa a dos mujeres que habían salido a pasear el perro por la calle Manacor de Palma. «Panchitas de mierda, marchaos a vuestro país». El pasado 28 de junio, un tipo que iba en patinete escupió a la regidora de Seguretat de Palma, Joana Maria Adrover, y a su marido, cuando regresaban de participar en la marcha del Orgullo LGTBI. No le conocían de nada. Ella llevaba una mascarilla con los colores del arcoíris, símbolo del movimiento gay. Son tres de las veinte denuncias por delitos de odio que la Policía Nacional de Balears ha recibido a lo largo de este año. De ellos, catorce fueron casos de xenofobia y los otros seis de homofobia.

«De las veinte denuncias que hemos recibido no había ninguna agresión grave. Dos de ellas referían agresiones leves y el resto eran amenazas e insultos», comenta el inspector Federico Chacón, delegado provincial de Participación Ciudadana de la Policía Nacional de Palma.

Durante estos primeros meses del año, la Policía ha investigado también un caso de acoso escolar en un colegio de Manacor por la orientación sexual de un alumno de quince años.

El pasado mes de junio una mujer colombiana denunció a una conocida que la insultó y agredió por xenofobia. «Negra, que vienes aquí a robar», le dijo.

En mayo, el propietario de un bazar de Palma denunció a un individuo que provocó daños en su establecimiento al tiempo que le dijo: «Marchaos de aquí, amarillos de mierda, putos chinos».

El pasado 21 de febrero, un hombre fue agredido en plena calle de Maó por un desconocido, que le dijo: «Me cago en tu puta madre, negro de mierda».

También en febrero, la Policía tramitó una denuncia por amenazas a través de Instagram. «Como te vea por Palma te mato, te romperé el cuello». La víctima es un joven que ha cambiado de sexo.

«El discurso de odio ha aumentado mucho en las redes sociales», explica el inspector Chacón, «pero la sensibilización social también ha aumentado. Y la gente cada vez lo denuncia más. A veces nos encontramos con inmigrantes irregulares, en situación especialmente vulnerable, que no se atreven a denunciar, pero yo les animo a hacerlo. No les va a perjudicar ».

El delegado de Participación Ciudadana de la Policía mantiene contacto permanente con la Oficina de Atención a Víctimas de Delito, y organizaciones como Stop Racismo o Cruz Roja, de donde llegan muchas denuncias. «Por lo general, cuando ocurre uno de estos hechos, la víctima lo denuncia, ya sea directamente en Policía o indirectamente a través de una de estas entidades».

Agentes de Policía, durante una intervención en Palma. | CNP

Chacón se encarga también de realizar cursos formativos dirigidos a los agentes de Policía, para que estén sensibilizados frente a este tipo de delitos. «La formación es permanente», comenta. «El objetivo es que la plantilla policial sepa qué son los delitos de odio, cómo actuar con las víctimas, de qué recursos disponen, que hay unidades especializadas para estas investigaciones, y la colaboración con la fiscalía delegada de delitos de odio».

El inspector concluye: «La plantilla de la Policía está cada vez más sensibilizada frente a estos delitos, y se le da más atención y cuidados a las víctimas»

Una protección especial para pobres, mayores y discapacitados

Los delitos de odio se incluyeron en el Código Penal en la reforma del año 2015, e inmediatamente la Policía puso en marcha protocolos para combatirlos. La norma establece una serie de «grupos diana», especialmente vulnerables y a los que se debe prestar una mayor protección. Los delitos de odio recogen aquellas conductas que atenten contra otras personas por su ideología, religión, creencias, etnia, raza, nación, sexo, edad, orientación o identidad sexual o razones de género. Pero en los últimos protocolos se han añadido otros colectivos, como los pobres, que pueden sufrir acoso por aporofobia; o los mayores, que pueden sufrir malos tratos derivados de la gerontofobia; o las personas con discapacidad, víctimas de disfobia.

«En algunos de estos casos, como los discapacitados», explica el inspector Chacón, «nos encontramos con personas a las que les cuesta denunciar o expresar lo que ha pasado ante la Policía. Por eso es importante la figura del facilitador, alguien de su confianza, que puede ser un familiar o alguien de su escuela, al que se permite estar presente en la toma de declaración».

El inspector destaca también la importancia de concienciar a los más jóvenes sobre estos delitos. De ahí que el curso pasado hayan impartido cerca de 800 charlas a escolares sobre este problema.

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