La pesadilla comenzó hace unos seis meses. Emilio González Fuster, vecino de Palmaempezó a recibir constantes llamadas al teléfono fijo en su domicilio. "Siempre llaman a las mismas horas, a las 13.20, a las 14.25, a las 15.27, a las 17.25... En total, seis o siete llamadas todas las tardes". Y cuando descuelga el teléfono, el silencio. Nadie responde. "El problema es que yo tengo a mi mujer ingresada en una residencia", explica el anciano. "Y cada vez que suena el teléfono tengo que ir corriendo porque me pienso que puede haberle pasado algo".

Se acabó lo de hacer una siesta en paz. "Yo me levanto muy temprano por las mañanas", explica, "y tengo la costumbre de pegar una cabezada por las tardes. Pero desde que empezaron a llamar una y otra vez, no hay manera".

La reiteración de llamadas ha sido tal que Emilio González ha tenido ocasión de tomar nota de todos los números de donde le llaman y ha elaborado una lista... de 68 teléfonos distintos. Ni siquiera coinciden los prefijos. Hay varios 349, otros 925, 928, 929... Incluso un 971, un prefijo de Balears.

El resultado siempre es el mismo: "Descuelgo el teléfono y no contesta nadie. No se trata de llamadas comerciales, no intentan venderme nada. Solamente me llaman y cuando descuelgo no hay nadie", explica el desesperado ciudadano. En varias ocasiones ha intentado llamar a alguno de estos números, pero siempre ha sido inútil. Nadie le contesta a sus llamadas. Cuando probó a llamar al número de Balears, una voz grabada le informó de que "el número marcado no está actualmente en servicio en la red privada a la que usted llama".

Pero si el acoso telefónico que sufre resulta insoportable, los intentos que ha realizado para tratar de frenarlo le han enfrentado a una trama burocrática casi imposible de superar. Nadie se hace responsable, empezando por su compañía telefónica.

"He intentado varias veces comunicarlo a Movistar a través del servicio de atención al cliente", explica el anciano. "Siempre me encuentro con una cinta grabada que me indica que pulse el botón pertinente hasta que al final me encuentro con una operadora de no sé qué país. Le explico mi problema y me dicen textualmente: 'Le paso a la persona que le puede ayudar'. Y cada vez me cuelgan, y yo me quedo ahí esperando. Otra vez, hace unos días, volví a llamarles y esta vez hable con una señorita que me dijo: 'No se retire que voy a comprobar su línea telefónica'. Y después de tenerme a la espera unos diez minutos me colgó".

Emilio González lo ha intentado todo. Se ha presentado en las dependencias de la Policía Nacional y la Guardia Civil. Allí, los agentes que le atendieron le dijeron que no podían hacer nada, porque el asunto no era de su competencia. Un policía le recomendó que se quejara a la conselleria de Sanidad y Consumo. "Cuando me presenté allí se extrañaron de que me hubieran enviado allí, y me dijeron que ellos tampoco podían hacer nada".

"He consultado con un amigo abogado, pero la verdad es que a mi edad tampoco tengo muchas ganas de meterme en follones", explica el anciano. "Me comentan que detrás de todas estas llamadas puede ser una empresa de publicidad, que cobran por cada persona que les descuelga el teléfono, aunque no haya ningún interlocutor por su parte".

En cualquier caso, las críticas de González se dirigen especialmente hacia la compañía telefónica que le da servicio. "Tengo contratado con ellos el teléfono y la televisión, y les pago puntual mente las facturas. Y cuando me he encontrado con este problema no me han atendido. Sufro un acoso constante, diario. ¿Me quieren decir que no hay manera de solucionarlo?".