Rafael Pantoja, el vigilante de seguridad de 44 años preso desde hace una semana por asesinar a puñaladas a su expareja Sacramento Roca en la tienda de muebles en la que trabajaba en Palma el pasado 16 de noviembre, estuvo en tratamiento psicológico tras romper con su primera esposa. El asesino quedó muy afectado anímicamente cuando acabó su matrimonio con su primera mujer, con la que mantuvo una relación de 22 años. Por ello, para superar esta ruptura precisó tratamiento psicológico.

Pantoja incluso intentó suicidarse en esas fechas. Luego, tras la separación, estuvo acosando a su antigua esposa durante seis meses. Ella le definió como un hombre violento, del que siempre tuvo miedo.

Con posterioridad, el acusado empezó a salir con Sacramento Roca, quien atravesaba un bajón emocional también debido a su última separación de su compañero sentimental. Ambos iniciaron una relación sentimental el 14 de octubre de 2017 y, al poco tiempo, decidieron irse a vivir juntos a un piso en Palma. Al principio, la relación era ídilica, según indicaron las amigas de Sacri. Pero, poco a poco, él fue aislándola hasta anularla por completo.

Al cabo de un año, Sacramento Roca rompió la relación y él no lo aceptó. La mujer se marchó a vivir a casa de sus padres. En una ocasión, regresó al domicilio a recoger sus pertenencias acompañada, cuando Rafael estaba trabajando, por miedo a su reacción.

El hombre estuvo este último mes acosándola para volver con ella. Sacri le denunció ante la Policía Nacional por pincharle las ruedas del coche y hostigarla. Cuatro días después, Rafael Pantoja la asesinó a cuchilladas en su puesto de trabajo. El acusado ingresó en prisión en Palma con un protocolo antisuicidio.