El vigilante de seguridad, Rafael Pantoja de 45 años, detenido la tarde de este viernes por matar a puñaladas a su expareja en el centro comercial Conforama de la calle Aragón en Palma donde ella trabajaba amenazó también con el cuchillo a varios testigos que se interpusieron en su camino.

El crimen de violencia machista, el primero del año en Balears, fue presenciado por varias personas que se hallaban en el local, tanto empleados como clientes.

Varios testigos intentaron auxiliar a la víctima, Sacramento Roca Martín, de 36 años, cuando era atacada en la zona de cajas. En ese momento, el homicida se encaró contra ellos y esgrimió el arma blanca. Incluso levantó el machete de forma intimidatoria.

Tras perpetrar el crimen y dejar a su excompañera, el hombre se dio a la fuga. Huyó del comercio por la puerta principal y arrancó a correr hacia la calle. Cruzó la calle Aragón y se dirigió a la calle Lledoners, una vía perpendicular situada enfrente.

Un grupo de padres y madres que esperaban a sus hijos en la puerta del colegio Pedro Poveda vieron pasar al agresor a la carrera perseguido por otro hombre que a voz en grito pidió ayuda para detenerlo. Varios padres se lanzaron a interceptarlo y consiguieron reducirlo gracias a la profesional intervención de un vigilante de seguridad y un policía local de LlucmajorDurante el forcejeo el agresor les amedrentó con el arma del crimen aunque le sirvió de poco. El vigilante de seguridad lo reconoció puesto que trabajan en el mismo sector y habían coincidido. Cuando lo tuvo delante le dijo: "Suelta lo que llevas en la mano, ya la has cagado. Estás pringado", según relataron testigos presenciales de la captura.

Finalmente, el asesino fue reducido y posteriormente detenido por la Policía Nacional. Se le imputa un delito de asesinato. Es el primer crimen de violencia machista que ocurre en las Illes en lo que llevamos de 2018. El último fue el 15 de noviembre de 2016 cuando un profesor de instituto, José María C.G., asesinó a golpes con una tetera y estranguló a su mujer, Celia Navarro Miguel, en un domicilio en Son Cotoner, en Palma. A mediados de este año, el asesino fue condenado a 22 años de prisión tras ser declarado culpable por un jurado popular. Posteriormente, el Tribunal Superior de Justicia de Balears confirmó la pena.

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