­El incendio mortal del velero de Portocolom se propagó en cuestión de segundos por la gran cantidad de productos acelerantes que había en cubierta. La Guardia Civil ha concluido en un primer informe, que ya ha sido entregado a un juzgado de instrucción de Manacor, que el fuego se originó por una bengala de emergencia y fue accidental. Los investigadores descartan en un primer momento que haya mano criminal en el suceso y consideran que el hecho de que hubiera abundante material inflamable y acelerante en la nave responde a que eran productos de limpieza y de conservación de la embarcación.

El voraz incendio, declarado a primeras horas de la madrugada del viernes de la semana pasada en la bahía de Portocolom, se saldó con dos fallecidos: una pareja de navegantes holandeses de 67 y 61 años de edad. Uno de los cadáveres fue descubierto en la cubierta del velero, una vez fueron sofocadas las llamas. Mientras, el segundo cuerpo fue rescatado horas después por los buzos de la Guardia Civil en el interior de la nave, que acabó hundiéndose. Ambos cadáveres estaban muy deteriorados al quedar completamente carbonizados. La autopsia fue muy complicada debido a los estragos del fuego.

La pareja de tripulantes acababa de llegar a Portocolom el jueves de la semana pasada al atardecer. De hecho, no habían tenido tiempo de registrarse en el puerto. Habían fondeado su embarcación en una boya a unos cien metros de la costa y, unas horas después, sobre las doce de la noche, se desató un pavoroso incendio que les costó la vida.

Las llamas quemaron también las pertenencias de las víctimas, su documentación y la cartilla de navegación. Tras las ingentes pesquisas practicadas, la Policía Judicial de la Guardia Civil consiguió identificar a los dos holandeses y reconstruir sus últimos días. La pareja de navegantes había surcado con su velero la costa italiana y la francesa y también había recalado en España en localidades como Algeciras y Málaga.

Los investigadores se entrevistaron con varios testigos que presenciaron el fuego durante la noche en la bahía de Portocolom y también analizaron los vídeos en los que se veía cómo las llamas engullían la embarcación. Varios vecinos coincidieron al señalar que primero escucharon una pequeña explosión y luego el barco se vio envuelto en llamas en cuestión de segundos.

Pese a que el casco del velero es de acero y no es tan altamente combustible como la fibra, la nave se convirtió en una gran bola de fuego en muy poco tiempo. Los investigadores apuntan a que la existencia de gran cantidad de productos acelerantes en la cubierta fue un hecho clave y el desencadenante para que el barco ardiera rápidamente y con total facilidad.

Ingenieros náuticos se desplazaron expresamente a la isla tras el siniestro para examinar la embarcación y participar en las pesquisas. Horas después del fatídico fuego con dos muertos, el velero fue izado por una grúa para ser inspeccionado con detalle.