"Gabriel salió de su piso gritando ¡fuego!, ¡fuego! Supongo que para llamar la atención. Cuando me asomé y le vi todo ensangrentado le pregunté: ¿Qué te ha pasado? Me ha acuchillado, me responde. Entonces oigo que el otro, el que le había herido, dice: Estoy aquí. Salió y se puso al lado de Gabriel, que se había sentado en las escaleras con todo el pecho ensangrentado. Estuvo a su lado, mirándolo mientras se fumaba un cigarro, y luego se volvió a meter en casa, se sentó en el sofá y se puso a ver la tele tan tranquilo. Allí seguía cuando llegó la Policía·.

El relato es de un joven vecino del número 1 de la calle Mestral de Porto Cristo, uno de los testigos del homicidio de Gabriel Gaillard Cabrer, el ciudadano hispanosuizo de 53 años que falleció en la madrugada de ayer en el hospital de Manacor a consecuencia de la puñalada que presuntamente le propinó unas horas antes su compañero de piso. El agresor, un español apellidado Almirón de aproximadamente la misma edad que la víctima, fue detenido poco después por agentes de la Unitat Territorial de Costes (UTC) de la Policía Local Porto Cristo.

La agresión ocurrió sobre las seis de la tarde del sábado. "Cuando oímos los gritos fuimos varios los vecinos que nos asomamos y vimos a Gabriel malherido. Él se sentó en las escaleras mientras el otro tío seguía dentro del piso viendo la tele a todo volumen. Nosotros no nos acercamos porque teníamos miedo de que saliera con el cuchillo".

El hombre malherido dijo que él mismo había avisado a una ambulancia, aunque los testigos insistieron y llamaron también a la Policía. Las dotaciones de emergencia tardaron unos veinte minutos en llegar al domicilio, y durante este tiempo la víctima permaneció sentado en las escaleras, hablando con sus vecinos.

"Intentábamos hablarle para que no se desmayara", prosigue el testigo. "Entonces el tío que le había apuñalado salió del piso, se puso al lado de Gabriel, apoyado en la pared, y se quedó mirándolo tan tranquilo, sin decir nada. Yo le pregunté: ¿Qué has hecho? Y él se quedó mirándome con un a expresión ausente, y no me contestó. Seguramente estaba borracho, pero había algo más, porque hay que ser muy frío para estar allí, al lado de un charco de sangre impresionante, fumando tan tranquilo. Luego se volvió a meter en el piso y siguió mirando la tele".

Mientras tanto, la víctima seguía sentado, plenamente consciente. "Nos decía: Yo ya he llamado a la ambulancia, pero volved a llamar porque me muero. Me ha dado al lado del corazón", continúa el vecino.

Poco después llegaron los primeros agentes de la Policía Local. Los vecinos les advirtieron de que el agresor estaba dentro del piso. Uno de ellos le pidió que saliera y él obedeció. "Le dijeron que estaba detenido y le pidieron que se sentara en el suelo, pero él se negó, así que le derribaron y le esposaron", según el relato del joven.

Allí mismo encontraron el arma homicida, un cuchillo de cocina de 25 centímetros de hoja y ocho de mango.

Mientras tanto, la víctima era atendida por una dotación del 061, que le trasladó con urgencia al hospital de Manacor. La Policía Local puso en marcha una alerta verde, con agentes cortando el paso en los principales cruces, para allanar el paso al vehículo sanitario. En el hospital fue intervenido de forma urgente, pero no pudo superar la gravedad de la lesión y falleció a las doce y media de la madrugada de ayer.

El detenido fue entregado a la Policía Nacional de Manacor, que se encarga de la investigación del homicidio.