Zouhair R. acaba de ser condenado a 15 años de prisión por asesinar a la joven Nuria Orol en su apartamento del Port d´Andratx. Un jurado popular le declaró culpable del crimen tras el juicio celebrado en la Audiencia de Palma. El acusado, marroquí de 39 años, asfixió y acuchilló a la víctima en el pecho en 2011. Actuó movido por los celos. Como él, más de un centenar de personas han sido juzgadas en Mallorca por un tribunal popular durante los 17 años que funciona esta institución.

El primer juicio con jurado de Balears se celebró el 27 de mayo de 1996. Palma, junto con Valencia y Palencia, fue la ciudad pionera en enjuiciar este tipo de casos en España desde la reinstauración de la democracia. Se trataba de un caso de soborno y acabó en una absolución. Desde entonces, la isla ha acogido cerca de 160 juicios, la mitad de ellos por homicidios y asesinatos. Un 93% concluyeron con sentencia condenatoria, según el TSJB, que solo obligó a repetir una vista en 1999 por irregularidades. Atrás han quedado los prejuicios iniciales de un sector de la sociedad que veía con desconfianza que el ciudadano de a pie, sin ningún tipo de conocimiento en Derecho, fuera el que administrara justicia. Aun así, determinados juicios con jurado siguen envueltos en polémica como por ejemplo los casos Camps, Wanninkhof o Tous.

Juan Pedro Yllanes, magistrado del juzgado de instrucción 8 de Palma, ha presidido dos juicios con tribunal popular por crímenes en su anterior etapa en la Audiencia de Palma. "Mi experiencia con los jurados es satisfactoria. En los juicios con un tribunal popular, el ciudadano se implica en la administración de justicia siendo consciente de la dificultad que plantea resolver un caso concreto. Al principio, generalmente los jurados se muestran reticentes, pero luego la opinión final es mayoritariamente satisfactoria. La opinión que tienen inicialmente sobre la Justicia y la percepción del trabajo cambia", señala el juez.

Yllanes destaca que la función del magistrado varía sustancialmente en este tipo de vistas orales: "La función de un magistrado en un jurado popular no es la misma que en un tribunal profesional porque en el primer caso los que forman el tribunal son legos en Derecho. La tarea del juez consiste en supervisar la selección del jurado, dirigir el plenario, aclarar dudas técnicas y orientar al jurado en su labor de juzgar sin traslucir su opinión personal acerca del resultado de la prueba practicada. Una de las piezas fundamentales es el objeto de veredicto. Debe ser claro y preciso. Tiene que estar redactado de forma que se facilite la tarea al jurado".

Mercedes Carrascón, fiscal delegada de violencia de género y doméstica de Balears, es una de las mayores expertas en este tipo de juicios. Se mueve como pez en el agua ante un jurado. Ha ejercido como acusación pública en numerosos crímenes. "En un juicio con jurado popular no puedes dar nada por supuesto. Ante un tribunal profesional hay cosas que no hace falta indicar, pero en un jurado sí. Hay que explicar absolutamente todo con conceptos sencillos para que los miembros del tribunal lo puedan captar. Lo más importante para el fiscal es ser capaz de que todo lo recogido en el escrito de acusación lo entiendan, desde la primera a la última palabra. Hay que hablar con términos claros, sencillos y cortos. No merece la pena marear la perdiz", destaca Carrascón.

Lenguaje no verbal

"Yo soy expresiva, me muevo, gesticulo, pero lo hago igual en un juzgado penal. Lo más importante es por qué crees que el acusado lo ha hecho. Lo que tú crees, eso lo tienes que transmitir con palabras o con lenguaje no verbal. Tienes que transmitir ese convencimiento que tienes de que el acusado es culpable. Yo jamás llevaría una acusación si no me la creyera. No puedo defender algo en lo que no creo. Eso es imposible", añade la fiscal.

Mercedes Carrascón se muestra partidaria de este tipo de procedimiento: "Nunca he tenido ningún problema con los jurados. Me parece bien que el ciudadano intervenga. Les acerca a la Justicia. Al principio, a nadie le gusta ser jurado, pero una vez lo asumen y se centran, lo hacen muy bien. Para formar parte de un tribunal popular, solo hace falta una cosa, tener sentido común. Los miembros del jurado tienen que justificar el porqué del veredicto que han alcanzado. Es un proceso que da mucha seguridad. De lo que ellos ven en el juicio, luego llegan a un veredicto".

La fiscal insiste en las garantías de estos juicios: "Por mi experiencia puedo decir que los juicios con jurado que he hecho, la valoración de la prueba que ha realizado el tribunal popular siempre ha sido ajustada. Siempre he visto que han hecho un buen trabajo. Han justificado bien las razones por las que llegaron al veredicto".

Rosario García, fiscal delegada de la sección de menores de la Fiscalía de Balears, lleva más de 20 años de experiencia como representante del ministerio público. Ejerció la acusación pública en un juicio con jurado por un crimen de violencia sobre la mujer con mucha repercusión mediática en Palma. "Los jurados del juicio en el que participé eran jurados convencidos de la necesidad y utilidad de este tipo de procedimientos", recuerda. La fiscal hace hincapié en las garantías de este tipo de juicios: "Las garantías en un proceso penal tienen que estar aseguradas siempre, para ello se cuenta con la dirección de un magistrado, la intervención del ministerio fiscal y del letrado de la defensa". Rosario García guarda un buen recuerdo del juicio con jurado en el que participó: "En términos generales, la experiencia personal fue muy positiva, pero es un procedimiento largo, poco ágil y muy caro".

La fiscal coincide con su compañera en que lo más normal es utilizar conceptos más simples y sencillos ante un tribunal popular: "Evidentemente, el lenguaje no es es el mismo, por cuanto los destinatarios no son profesionales del Derecho. En el interrogatorio hecho a los peritos hay que cuidar mucho tanto los términos utilizados como el modo en el que el perito va desgranando las cuestiones objeto de su pericia".

Carlos Portalo, abogado penalista, es un especialista en la materia. Ha actuado en una decena de jurados en Balears, la mayoría como defensor. "Creo que el jurado popular es un procedimiento garantista. La garantía máxima la da la propia función del presidente del tribunal, que es un magistrado profesional. Ante cualquier problema de falta de garantía que pueda surgir durante la vista oral, el presidente es quien lo soluciona. Además, es más garantista que otro procedimiento, ya que existe otra posibilidad más para recurrir la sentencia. Tenemos el recurso de apelación ante el Tribunal Superior de Justicia y el de casación ante el Supremo", informa el letrado.

Selección del jurado

"En los juicios con jurado hay cosas a mejorar, por ejemplo, el sistema de selección de los miembros del tribunal popular. Creo que habría que mejorarlo. Ahora mismo, el sistema no permite valorar si las personas son idóneas. Sería preciso mucho más tiempo para conocer la particularidad de cada uno de los jurados, como el sistema de Estados Unidos, pero eso requiere un gran coste económico", apunta Portalo.

"Por mi experiencia, hay un cambio sustancial a la hora de dirigirte como abogado a un tribunal popular, en comparación a un juicio con magistrados profesionales. Hay que saber presentar con claridad las pruebas, saber argumentar de una forma más sencilla huyendo de aforismos y de terminología propia de nuestro lenguaje. Esto es bueno para que seamos conscientes de que, por ejemplo, la gente que está en la vista como público también pueda entender el juicio. Hay que utilizar el lenguaje no verbal y la entonación para facilitar la comprensión de la valoración de una prueba", asegura el letrado.

Para Carlos Portalo, una de las funciones más importantes del fiscal o del abogado defensor es saber localizar a las personas que puedan ejercer una influencia mayor en el resto del jurado: "Mi experiencia es que siempre hay dos o tres personas que ejercen influencia sobre el resto. Serían los líderes del jurado". En cambio, la fiscal Mercedes Carrascón discrepa de este punto: "Yo me dirijo a los jurados en general. No busco a ningún líder. Es en el proceso de selección del jurado cuando ya buscas a gente que lo puede hacer bien".

Otra de las características de los jurados a tener en cuenta es el elevado coste que suponen. "Este tipo de juicios son más costosos, pero creo que vale la pena asumir ese coste cuando se implica el ciudadano en la administración de justicia. A ese esfuerzo económico no le veo un problema si el ciudadano se implica. Además, hay otros juicios con tribunal profesional, por ejemplo el caso Kabul, que son sumamente costosos y no son jurados populares", explica Portalo. El magistrado Yllanes puntualiza: "Un juicio con jurado resulta más caro, pero plantearse la continuidad del jurado por motivos económicos no es de recibo".

Prueba pericial contradictoria

El juez Juan Pedro Yllanes destaca que, ante una prueba pericial contradictoria durante un juicio con un tribunal popular, el presidente debe ser neutral: "Cuando hay informes periciales distintos o contradictorios, el jurado tiene que valorar la forma en que los peritos han expuesto sus dictámenes, así como el material accesorio que se pone en conocimiento de los jurados. El magistrado orienta sobre quién es quién, informa de quién es el forense, quién es el médico propuesto por la defensa, pero siempre se tiene que mantener neutral".

Por su parte, la fiscal Carrascón aboga por situarse siempre en el momento de los hechos: "Cuando hay una prueba pericial contradictoria con varios médicos, siempre hay que centrarse en el momento de los hechos. Hay que averiguar, por ejemplo, si la enfermedad mental del acusado le causaba o no una alteración en su estado en las fechas en las que cometió el crimen. Además, hay que tener muy en cuenta que el primero que ve al imputado es el forense, quien no tiene nada que ver en el asunto y es totalmente neutral. En cambio, los médicos o peritos de parte ven al acusado a posteriori. Y se pronuncian cuando ya tienen el informe del forense. El fiscal tiene que transmitir esas variaciones y ponerlas en el momento de los hechos. Por ejemplo, puedo tener a un enfermo esquizofrénico imputado, pero que en el momento de los hechos estuviera compensado y fuera consciente de sus actos al estar bien".

El abogado Carlos Portalo indica que, cuando los expertos no se ponen de acuerdo, se apela a los miembros del jurado al sentido común: "Hay que analizar todas las circunstancias que rodean al hecho. Eso te permite descartar una prueba y apoyarte en otra, aunque sean contradictorias. Los jurados tienen que valorar la prueba desde la lógica y el sentido común. La solución no te la da una sola prueba, sino el conjunto de todas las pruebas y todas las circunstancias".

Otro de los riesgos del tribunal popular, según Portalo, es que es más influenciable por la presión mediática. "Es indudable que determinados veredictos son consecuencia directa de la presión mediática, por ejemplo, en varios juicios del País Vasco. Y en el caso de Camps en Valencia me sorprendió ese veredicto. Pero este es un riesgo que creo que hay que asumir. No es una razón para destruir la institución del jurado", detalla el abogado penalista. La fiscal Mercedes Carrascón no cree que los jurados se vean influenciados por la presión mediática: "La gente es más lista. Pueden leer los periódicos, ver la televisión y estar informados de un asunto, pero otra cosa es cuando tienen que resolver un caso, razonarlo y explicarlo. En los juicios que yo he hecho, no creo que los jurados estuvieran influidos por la presión mediática".

Por su parte, el magistrado Yllanes considera que un tribunal profesional está más preparado para soportar la presión mediática que un tribunal popular. "Hay juicios paradigmáticos donde la presión de los medios de comunicación ha mediatizado el trabajo de los jurados. Por ejemplo, un caso clásico es Rocío Wanninkhof; otro evidente es Camps. En ellos había un bombardeo de información, había un caudal de información constante. Hay otro caso que puso en tela de juicio el jurado: Itsasondo, donde asesinaron a dos ertzainas. En la primera vista, el jurado absolvió a los acusados, pero se anuló el juicio y se tuvo que repetir. El caso del yerno de los joyeros Tous también es interesante. El trabajo del jurado se ha visto mediatizado por el caudal de información del caso. En cambio, un tribunal profesional no se deja mediatizar", dice Yllanes.