Un hombre atracó ayer en solitario y a punta de pistola la sucursal del Banco Sabadell de Puig d´en Valls (Eivissa), situada en la esquina de las calles Padre Bartolomé y Sant Antoni, cerca de la iglesia, y se apoderó de un botín de entre 2.000 y 3.000 euros en efectivo que le entregó el cajero al que encañonó con el arma. En el momento del robo, a las 8.50 horas, 35 minutos después de la apertura del banco, en las dependencias se encontraban dos empleados, el director, un cliente y una trabajadora del servicio de limpieza.

El atracador entró de repente, con el rostro cubierto por un pasamontañas. Sacó una pistola del interior de un casco de moto que llevaba debajo de un brazo, se dirigió en castellano al trabajador y le exigió que le entregase el dinero de la caja. En apenas unos minutos, ya estaba en la calle.

Los empleados estaban muy afectados por lo sucedido, según explicó poco después en el interior de la oficina el director de zona del Banco Sabadell en las Pitiüses, Juan Óscar Prohens. "Lo más importante es que nadie ha resultado herido, pero los cajeros están muy nerviosos", dijo Prohens.

Controles y batidas

Las fuerzas de seguridad de Eivissa se pusieron de inmediato a buscar al asaltante. La Guardia Civil, que se ha hecho cargo de la investigación, hizo controles de tráfico en los alrededores de Puig d´en Valls y en otros puntos neurálgicos de la mayor de las Pitiüses, para intentar localizar y arrestar al delincuente.

Hasta el lugar del suceso se desplazaron varias patrullas de la Benemérita y de la Policía Local de Santa Eulària. Los agentes del equipo de la Policía Judicial del instituto armado solicitaron las grabaciones de las cámaras de seguridad de un edificio cercano y comprobaron si la entrada y la salida del asaltante había quedado registrada en otras microcámaras instaladas en la vía pública.

El suceso causó gran conmoción entre los vecinos de Puig d´en Valls, aunque ninguno de los interpelados por este diario había sido testigo directo del atraco, que ocurrió en muy pocos minutos. En el bar Es Terc y en la carnicería-supermercado del mismo nombre, situadas enfrente del Banco Sabadell, los clientes no hablaban de otra cosa.