Miguel L.V., de 86 años, encarcelado por matar a su exmujer arrollándola con su coche frente a su casa, en Pollença, declaró ante la jueza que fue al domicilio a llevar comida, ya que la víctima se gastaba todo el dinero que le daba en bebida. El hombre se ha convertido en el recluso más anciano de la cárcel de Palma. Precisamente a causa de su avanzada edad está previsto que permanezca en la enfermería del centro penitenciario y no sea trasladado a una celda normal.

El octogenario fue conducido el jueves en presencia de la jueza de instrucción numero 5 de Inca, que le tomó declaración como presunto autor de la muerte de su exmujer, la ciudadana keniata Anne Wanjiru Mureithi Mumbi, de 50 años. En esa declaración, Miguel L.V. negó haber arrollado intencionadamente a la mujer, y que cuando arrancó el coche no la vio porque ella se había sentado en el suelo, justo delante del vehículo.

El anciano relató que la convivencia con su ex mujer era muy difícil, hasta el extremo que, durante los últimos años él se había instalado en una habitación del chalé, de la que apenas salía para evitar los conflictos con ella.

Denuncias anteriores

Fuentes jurídicas indicaron que la mujer fallecida tenía una docena de denuncias interpuestas por su marido en los últimos años, sobre todo por amenazas y agresiones. Hace unos meses el anciano decidió abandonar el domicilio conyugal y se instaló en un apartamento.

Miguel L.V. añadió que, aunque seguía abonando una pensión mensual para la manutención de su exmujer y sus hijos, desde que se marchó de casa acostumbraba a ir casi todos los días a llevar alimentos. Dijo que su mujer era alcohólica y que temía que se gastara en bebida todo el dinero, por lo que optaba por ir casi todos los días y llevar comida para ella y sus hijos. Solía ir muy temprano por la mañana, precisamente para que encontrar a su exmujer durmiendo y evitar así un enfrentamiento con ella.

El martes decidió llevarse de la casa un busto de su hermana, fallecida hace años, porque, según dijo, se encontraba muy solo. Pero ese día, no sabía por qué, su exmujer se había levantado e intentó que se llevara la figura. Comenzó entonces una fuerte discusión. Su hijo intervino estaba presente en la primera parte de la disputa, desarrollada en la casa, pero no luego, en el exterior, cuando se produjo el atropello. El hombre reiteró que cuando arrancó el coche no vio a su ex mujer, que estaba sentada en el suelo, aunque la Guardia Civil, que cuenta con una grabación de la cámara de seguridad de la casa, mantiene que el atropello fue claramente intencionado.

La jueza de Inca decretó el ingreso en prisión del detenido como presunto autor de un delito de homicidio. Miguel L.V. se convirtió a sus 86 años en el recluso más anciano del centro penitenciario de Palma. Hasta ahora los presos más mayores rondaban los ochenta años.

El anciano pasó su primera noche en la enfermería de la prisión, donde está previsto que permanezca todo el tiempo que siga en prisión. Esta decisión viene tomada precisamente por su avanzada edad, para asegurarse que reciba toda la atención médica que pueda precisar.