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reportaje. Asesino múltiple

´Matacuatro´, el psicópata de Algaida

Hace ahora medio siglo un brutal crimen horrorizó a Algaida. El asesinato de tres miembros de una conocida familia sacudió a los vecinos en vísperas de la Nochebuena de 1957. El móvil del triple homicidio fueron unas diez mil pesetas que una de las víctimas, un tratante de ganado, había cobrado por la venta de unos pavos. El asesino, un joven desequilibrado vecino de la localidad, había escrito sus primeras líneas en la crónica negra de Mallorca. Veinte años después se ganaría el apodo de ´Matacuatro´ tras matar a tiros a un discapacitado para robarle.

El psicópata -así fue llamado en su última sentencia- irrumpió en la finca Can Campanet de Algaida en la noche del 22 de diciembre de 1957. Allí residían Mateu Verd Verd, un ganadero de 72 años conocido como ´Campeta´, su hermana Margarita, que era paralítica, y su cuñada Joana Oliver. El hombre había cobrado 9.850 pesetas aquel mismo día gracias a la venta de unos pavos, ingrediente por antonomasia en las celebraciones navideñas de aquel entonces. ´Matacuatro´ irrumpió en la vivienda y disparó a quemarropa con una escopeta de caza a los tres moradores, cuyos cadáveres fueron hallados por un empleado de las víctimas a la mañana siguiente en tres estancias diferentes de la casa. Tras matar al dueño de la finca en la entrada, el asesino recorrió la vivienda para acabar con las dos testigos. El dinero desapareció.

La Guardia Civil detuvo a un sospechoso al día siguiente del hallazgo. Era un joven de 21 años, soltero y analfabeto según las crónicas de la época, que vivía en una finca próxima a Can Campanet. En su casa se hallaron 9.000 pesetas de cuya procedencia no dio explicación y una escopeta de caza. Soportó los primeros interrogatorios y achacó todos los indicios que apuntaban hacia él a meras casualidades, aunque acabó confesando el triple crimen una semana más tarde.

Fuga del psiquiátrico

Mientras esperaba juicio, el acusado se fugó del centro psiquiátrico de Palma donde estaba recluido en 1961. Abandonó el centro, con un grillete en una mano y una venda en la otra, y cogió un taxi con el que se dirigió a Sant Llorenç. Según explicó el conductor, ´Matacuatro´ le hizo detenerse en Manacor para tomar un refresco. Cuando llegaron al destino le confesó su identidad y le dijo que sólo podía entregarle 200 pesetas porque acaba de salir del manicomio. La Guardia Civil no tardó en localizarle.

En 1962, la Audiencia Provincial de Palma le condenó a un total de 60 años de prisión por tres delitos de robo con homicidio. El tribunal apreció en él la atenuante de psicopatía y le consideró semiimputable. ´Matacuatro´ cumplió la pena entre prisiones y centros psiquiátricos y quedó en libertad a principios de la década de los setenta.

Los años de reclusión no lograron enderezarle y ´Matacuatro´ volvió a las andadas 18 años después del triple crimen de Algaida. Tras su puesta en libertad se instaló en Llucmajor y comenzó a trabajar como empleado en una finca. Allí conoció a Antonio Fuster Miró, un minusválido de 58 años que se dedicaba a la venta ambulante de lotería y que acabaría convirtiéndose en su cuarta víctima.

El 24 de enero de 1975 concertaron una cita. El asesino apeló a la afición por la numismática del hombre y le ofreció unas supuestas monedas antiguas que podrían ser de su interés. De este modo, ambos se citaron al atardecer en un solitario paraje a unos dos kilómetros de Llucmajor, en la carretera que conduce a Cap Blanc. La familia del señor Fuster había intentado disuadir al hombre de que acudiera al encuentro, pues desconfiaban de un desconocido del que apenas conocían nada. Evidentemente, no sabían que la cita era con ´Matacuatro´. Antonio Fuster no parecía tener miedo alguno a la persona con la que iba a entrevistarse, así que su yerno decidió seguirle de cerca para poder auxiliarle en caso de que fuese necesario. A la hora convenida, el hombre acudió a la cita con el psicópata, quien en lugar de monedas antiguas portaba una escopeta robada con los cañones recortados. ´Matacuatro´ disparó dos veces sobre su víctima y le arrebató las 33.100 pesetas que llevaba encima para comprar las monedas. Cuando el yerno se acercó a él, Antonio Fuster ya había muerto. El asesino se deshizo del arma y huyó, pero la Guardia Civil logró detenerle unas horas después.

Pena de muerte

´Matacuatro´ se sentó en el banquillo de los acusados de nuevo en 1976. La Audiencia Provincial le condenó por otro delito de robo con homicidio, contemplado en el código penal de la época como delito muy grave penado con la muerte. Sin embargo, el tribunal apreció una importante "debilidad mental con evidente carga psicopática" en el procesado, que según el parecer de los jueces le hacía semiimputable. Así, ´Matacuatro´ fue condenado a treinta años de reclusión mayor y a indemnizar a los herederos de las víctimas con 700.000 pesetas.

El rastro del psicópata de Algaida se pierde en el laberinto de las hemerotecas. Uno de los mayores asesinos múltiples de la historia negra de Mallorca es hoy, si vive, un hombre de 71 años que ha cumplido ya las condenas impuestas por los cuatro asesinatos, que le hicieron valedor de un apodo escalofriante.

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