Joyería

Álex Sobrón: «Duquelas, mi nueva colección, es una carta de amor al flamenco»

El joven joyero mallorquín presenta su nueva colección «Season IV: Duquelas» y abre su primera boutique y atelier en la icónica Calle Verí 

Álex Sobrón (Palma, 2000) es un joven creativo, formado en Bellas Artes, cuyo abanico de habilidades va desde las artes visuales al diseño de joyas. Nacido y criado en un ambiente artístico, pasó la mayor parte de su infancia en el estudio de uno de los más grandes y controvertidos diseñadores del mundo, Miguel Adrover. Inspirado por su abuelo, Juan Solivellas, que fue modisto francés, también ha trabajado en el mundo de la moda desde muy joven, como estilista y viajando por todo el mundo asistiendo a los eventos de moda de mayor renombre.

«Me topé con la joyería de forma totalmente inesperada, experimentando con otros lenguajes y medios de expresión. La forma que tengo de enfrentarme a mi práctica es un dialogo entre ambos mundos, arte y diseño; las piezas las tratamos como ediciones de pequeñas esculturas, son piezas limitadas y numeradas, siempre acabadas a mano y en su gran mayoría, piezas únicas. Además son piezas con una narrativa muy marcada, no nos regimos por las exigencias de la industria de la moda como temporadas o género, creamos piezas con una vida y un espíritu que trasciende todos esos códigos», señala el diseñador.

Empezó con la marca hace tres años y medio, tras la pandemia, creando piezas para sí mismo. «La gente me las veía puestas y quería llevarlas también, así surgieron los primeros encargos y las primeras peticiones de estilistas para editoriales y famosos, fue allí cuando decidí registrar la marca e involucrarme a tiempo completo en esta aventura».

Su cuarta colección como marca «Season IV: Duquelas» es un homenaje, una carta de amor al flamenco. Duquelas son las penas o los pesares en romaní y también cuentan con una historia propia asociada a la copla y al flamenco. La pasión de Álex Sobrón por el flamenco, así como por la joyería llegó de forma inesperada. «En mi casa nunca se ha escuchado flamenco, ni crecí en ese ambiente. Me empecé a obsesionar tras asistir a un tablao por primera vez. Concretamente el Corral de la Morería de Madrid en 2020, a un espectáculo que se llamaba Zincalí, dirigido por Antonio Najarro. Aquello que sentí al ver bailar a Belén Lopez y al Yiyo me marcó tanto, que empecé a empaparme y explorar los lenguajes y los códigos de este arte centenario. Me ha resultado un ejercicio muy interesante poder crear a través del flamenco de forma transversal y multidisciplinar, desde mi práctica y no como interprete. El flamenco es una de las artes más democráticas que conozco, su pureza y su verdad consiguen superar barreras socioculturales como el idioma, el género, los orígenes o el contexto de cada uno», explica.

La colección cuenta con cinco conjuntos distintos formados por collares, anillos, pendientes y pulseras. Un collar titulado Amor de Dios, homenajea la mítica escuela de baile del barrio de Antón Martín de Madrid. El conjunto Duquelas combina tanto en collar como en pendientes zarza de espinas con mariposas, se crea un dialogo entre la dureza de la púa con la fragilidad del ala de la mariposa que considera poético. La mariposa es una metáfora para representar el baile flamenco, la ligereza y el vuelo del insecto habla de la ligereza de los suspiros de los bailaores y del vuelo de la falda o el pelo del artista. Son mariposas de metal, delicadas y al mismo tiempo fuertes haciendo referencia a la fuerza y determinación de los delicados movimientos del flamenco.

No hay dos mariposas iguales y cada una recibe el nombre de una figura esencial en el baile flamenco. Desde Carmen Amaya hasta Félix Fernandez García, pasando por Gades, Farruco, La Chunga, Antoñita la Singla, Manuela Carrasco, Blanca del Rey o Matilde Coral. Las mariposas de metal que representan a estos artistas se encuentran congeladas en la memoria viva e historia de este arte. «Ahora mismo me interesan los bailaores que experimentan con los límites del flamenco y sus periferias. Israel Galván, Jesus Carmona, Rocío Molina, Estévez/Paños & Compañía y Eduardo Guerrero entre otros», señala.

La colección que se divide en tres entregas diferentes, «Season IV Duquelas I: Baile, II: Cante y III: Toque) en referencia a la santa trinidad del flamenco. Paco de Lucía lo dice en Patio Custodio: «Una fiesta se hace con tres personas, uno canta otro baila y el otro toca». La tercera parte de este tríptico usa los dedos de metal como pieza central.

Su decisión de abrir espacio físico ha sido orgánica y natural después de cuatro años de marca. Las piezas son únicas y se realizan bajo pedido. La tienda será permanente y funcionará también como taller. Un espacio polivalente, donde organizar también eventos y exposiciones. Está ubicado en el centro de Palma, en la calle Can Verí 7 en un palacete de su abuelo, remodelado a finales de los años 90. «He tenido la suerte de trabajar con uno de mis mayores referentes que es Miguel Adrover y recientemente, con Evangelina Julia de EVADE house, donde aportamos 20 piezas de nuestra última colección para sus dos desfiles en Madrid. Siempre que me preguntan por quién quiero que lleve mis joyas se me ocurren las tres mismas personas que son Marina Abramovic, Michèle Lamy y Erykah Badu», concluye.