Aniversario

La misteriosa misión de frailes de Mallorca en la ermita de Santa Águeda: dar la primera misa en Gran Canaria

Sobre 1351 los mallorquines llegaron al sur en un proceso evangelizador que, según historiadores, dijo en la cueva la primera misa

Este miércoles reabre rehabilitada

Una magen de archivo de la fachada de la ermita de Santa Águeda, en San Bartolomé de Tirajana (Gran Canaria).

Una magen de archivo de la fachada de la ermita de Santa Águeda, en San Bartolomé de Tirajana (Gran Canaria). / JUAN CASTRO

R. Torres

A mediados del siglo XIV, alrededor del año 1351, una expedición de frailes franciscanos mallorquines arribó a Gran Canaria -Canaria, en período prehispánico- por el sur de la isla en un proceso de evangelización de los habitantes de estas tierras. Lo hicieron autorizados por el papa Clemente VI con el objetivo de "instruir a los paganos con la doctrina y el ejemplo", según recoge la bula papal, y en su incursión en la isla hallaron en la costa una cavidad.

"Es una cueva de risco que linda con el mar, que los mallorquines que comerciaban con los aborígenes convirtieron en ermita...", recogen las referencias del historiador Tomás Marín y Cubas, quien además ubica en aquella ermita, que tendría a partir de entonces advocación a la mártir Santa Águeda, la primera misa que se dijo en Gran Canaria. Hoy, 672 años después y tras años en mal estado, el templo reabre tras la cuarta intervención de rehabilitación, financiada por el Cabildo.

En aquel proceso evangelizador, desarrollado en una época de conflicto entre las coronas de Castilla y Portugal por hacerse con los territorios del Atlántico -y que concluiría con la firma del Tratado de Alcazobas en 1479-, los mallorquines fijaron tres puntos de oración: Santa Catalina de Alejandría, en el barrio capitalino de Arenales; San Nicolás de Tolentino, en el litoral de La Aldea, y Santa Águeda, en Arguineguín donde, según Marín y Cubas, se pronunció la primera misa, un dato del que difiere el historiador e investigador grancanario Carlos Delgado Mujica.

"En esa actitud de evangelizar la isla algún ritual harían los mallorquines, pero no hay certezas de eso; la primera misa tradicionalmente la encontramos en la época de la conquista, pues cuando Juan Rejón desembarcó en la bahía de Las Isletas el 24 de junio de 1478 ofrece la primera misa en las inmediaciones del Castillo de La Luz", matiza.

Los misioneros mallorquines permanecieron casi cuatro décadas, hasta que el 1393 el rey de Castilla, Enrique III, envía una flota de seis barcos que saqueó Canaria y capturó a parte de su población, lo que provocó un levantamiento de la población aborigen contra los mallorquines. "A partir de entonces ya no se tiene más constancia de ellos, hasta que en 1592 Leonardo Torriani, cartógrafo real, realiza los primeros planos y aparece un lugar llamado Santa Ágata en la costa de Arguineguín", explica Delgado Mujica, "esta es una de las primeras referencias de aquel primer oratorio que realizaron los mallorquines en la costa de Arguineguín".

El joven historiador aporta otro dato: se desconoce si la cueva actual es la original. "Probablemente lo que ocurrió es que se utilizó una primera cueva y luego la ermita se trasladó a la actual", señala. Este espacio, además, ha sido intervenido en varias ocasiones: tras un derrumbe a mediados del siglo XIX, la ermita atravesó un proceso de rehabilitación entre 1858 y 1868, se realizaron trabajos de adecuación en 1998 y en 2003 se reformó el exterior de la ermita y se colocó una carpa. Hoy reabre tras unos trabajos de reforma dirigidos por el arquitecto Fernando Briganty, que han incluido la adecuación exterior de la cueva para evitar filtraciones de agua, nueva iluminación y nuevo mobiliario.

Desde el punto de vista artístico, la ermita luce las imágenes de la Inmaculada, San José, el Cristo crucificado, la virgen del Carmen y la propia Santa Águeda, todas ellas esculturas del siglo XX. Pero además también expone, en el centro de la capilla, una tabla de Santa Águeda que el historiador Francisco Caballero Mujica data del siglo XVII.

La tradición popular la sitúa en una roca que cayó del risco al mar y que se encuentra justo al lado de la ermita como el lugar en el que se halló la tabla

"No existen fuentes documentales que certifiquen que la trajeran los mallorquines en su navío", apunta por su parte Carlos Delgado Mujica, "la actual es una tabla popular que representa a Santa Águeda con la palma del martirio en una mano y una bandeja con los pechos cortados en la otra". La tradición popular, añade el historiador, sitúa en una roca que cayó del risco al mar y que se encuentra justo al lado de la ermita como el lugar en el que se halló la tabla.

En su exterior, la ermita luce una campana de 16 kilos y 30 centímetros fundida en 1898, según el inventario de campanas de Gran Canaria recogido en 2015 por Gustavo Alejo Trujillo Yánez en su tesis doctoral.

A pesar de la relevancia histórica de esta cueva, la ermita quedó a las puertas de ser declarada Bien de Interés Cultural como Sitio Histórico. Una resolución del Gobierno regional del 9 de agosto de 1990 incoó el expediente para lograr que la cueva ostentara esta figura de protección, pero el expediente nunca se aprobó y el Ejecutivo declaró su caducidad mediante una orden publicada en el BOC del 26 de marzo de 2020.

La inauguración de la ermita será esta tarde a partir de las 17.30 horas y al acto asistirán, entre otras personas, el párroco Félix Aguiar, el consejero insular de Presidencia y Movilidad Sostenible, el director general de Industria, Comercio y Artesanía, Juan Manuel Gabella, representantes municipales y de la familia condal, propietaria de la ermita y las hermanas dominicas que se encargan de la capilla.

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