Medio Ambiente

"Nunca hubo tantos jabalís como ahora": varias comunidades flexibilizan su captura por la tuberculosis

Andalucía y Castilla y León han sido las últimas autonomías en facilitar la caza, ampliando periodos de captura y permitiendo visores nocturnos. "Nunca en la historia hubo tantos jabalíes en nuestro país", advierten en la Fundación Artemisán

Jabalíes aguardan frente a unos contenedores en Collserola, Barcelona.

Jabalíes aguardan frente a unos contenedores en Collserola, Barcelona. / FERRÁN NADEU

Roberto Bécares

A principios de este mes, un jabalí obligó a desalojar una playa de El Campello y dos personas resultaron heridas al tratar de capturarlo. No es ni mucho menos un hecho aislado. La presencia de jabalíes en núcleos urbanos se ha convertido en los últimos años en un hecho frecuente incluso en grandes ciudades como Barcelona o Madrid, donde han sido grabados llegando al barrio de Horta o al Nudo de Manoteras, respectivamente. Los animales se aproximan cada vez más a zonas pobladas en busca de comida y el fenómeno no va a menos, sino lo contrario, sobre todo porque su número se ha disparado. “Nunca en la historia de España ha habido tantos jabalíes como los que hay ahora”, explica tajante Carlos Sánchez, responsable de investigación de caza de la Fundación Artemisán.  

Según estimaciones del Instituto de Investigación de Recursos Cinegéticos (IREC) y la propia Artemisán, España contaría hoy en día con más de un millón de jabalíes. “No es como otras especies que son más fáciles de cuantificar, en el caso de los jabalíes es muy complicado, pero se supera esa cifra, e incluso más”, aprecia Sánchez. Paradójicamente, sin embargo, año tras año aumenta el número de animales abatidos. De acuerdo a los datos de la Federación Española de Caza, en el año 2020 se capturaron 354.577 animales, pero en los últimos años la cifra habría ido creciendo progresivamente. “Estaremos en unos 400.000 al año. Hace una década las capturas eran 200.000; es decir, se han duplicado”, advierte a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, del grupo Prensa Ibérica, Juan Herrera, director técnico de la Federación Española de Caza.

Ante esta situación de sobrepoblación de un animal que es dañino para la agricultura y que supone un peligro en las carreteras, sobre todo de zonas rurales, además de foco de transmisión de enfermedades, varias comunidades autonomas -tienen transferidas las competencias de caza- han flexibilizado las exigencias para los cazadores. Hace pocos días, la Consejería de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul de Andalucía autorizó de forma excepcional la caza selectiva de ejemplares de jabalí, además de ciervo, gamo y muflón entre el 30 de junio y el 27 de agosto, en las modalidades de rececho y aguardo, nocturno en el caso de los jabalíes, tal y como recoge el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA). La excepción se produjo porque la falta de agua y de alimentos, junto a la superpoblación, puede resultar en un aumento de enfermedades entre los animales silvestres, entre ellas la tuberculosis bovina, y disparando el riesgo de que la transmitan al ganado doméstico.  

Tuberculosis

De forma paralela, la Junta de Castilla y León está tramitando establecer una emergencia cinegética por el “especial riesgo y riesgo moderado” de tuberculosis precisamente en una quincena de unidades veterinarias de las provincias de Salamanca, Ávila, Segovia, Palencia y León, que engloban a un total de 253 municipios. La medida se toma después del brote de tuberculosis detectado en varias ganaderías de Salamanca y que ha puesto en jaque a los ganaderos de esa comunicación. 

“El plan está en proceso de elaboración, ahora estamos hablando con los sindicatos, pero saldrá pronto”, explican fuentes de la la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio de la Junta castellanoleonesa, donde especifican que también han emitido una orden del plan de gestión del jabalí para frenar su expansión. En la actualidad, de acuerdo a fuentes de la Consejería, habría aproximadamente 280.000 jabalíes en la comunidad, principalmente en el norte y en el sur.

La declaración de emergencia cinegética permitirá, por ejemplo, el uso de visores nocturnos y térmicos instalados en las escopetas, facilitar la eficacia de los ganchos al jabalí, siendo ilimitado el número máximo de perros en los ganchos o que un coto de caza siga organizando monterías pese a que llegue a agotar el cupo aprobado en su plan cinegético. También se eleva hasta 39 personas el número total de cazadores en puestos fijos y batidores. Asimismo, se ampliará el periodo hábil del jabalí, de tal forma que se pueda cazar desde el 1 de abril hasta el cuarto domingo de febrero y se podrá cazar en cualquier modalidad de caza mayor.

Una cazadora, durante una batida en el sur de España.

Una cazadora, durante una batida en el sur de España. / REAL FEDERACIÓN DE CAZA

“Las medidas, que consideramos insuficientes, van por detrás del problema en vez de ir por delante”, se queja el director técnico de la Federación de Caza, que matiza que estas labores de control, “menos deportivas, tienen que ser algo excepcional, porque se dan ventajas excesivas al cazador”. En cualquier caso, solicitan desde la Federación que para tratar de ser lo más eficientes posibles se pueda por ejemplo usar “silenciadores” para la caza de control. Según Herrera, Cataluña, Aragón o Castilla-La Mancha también han introducido modificaciones para facilitar labores de control de determinadas especies en sus leyes de caza, la mayor parte transposiciones de “la Ley franquista de la década de los 70”. 

Pagar por cazar

Que las administraciones acudan a los cazadores para solventar situaciones complicadas no es la primera vez que ocurre. En 2021, la consejería de Acción Climática y Alimentaria de la Generalitat aprobó una subvención para los cazadores de entre 12,50 y 25 euros por cada ejemplar de jabalí abatido, tal y como contó este periódico. Ayuntamientos de Valencia, como el de Oliva, también aprueban ayudas económica para el cazador, una compensación por reducir la sobrepoblación que se vive en algunos lugares.  

Detrás del brutal aumento de jabalíes -el IREC calcula que pueden llegar a los dos millones de ejemplares en nuestro país en 2025- hay varios factores. El primero tiene que ver con el cambio de paisaje, con cada vez más monte y más descuidado, y con menos población en los núcleos rurales, así como cambios en los usos agrícolas. “Al final al haber menos gente en el campo tienen más espacio y más oportunidades de habitar otras zonas”, señala el experto de Artemisán. A eso se le suma que es una “especie con una capacidad de adaptación muy grande que además come de todo”, desde plásticos y desperdicios del ser humano hasta carroña. “Se ha adaptado de forma muy exitosa al medio rural y medio urbano”. En Barcelona o en Las Rozas, por ejemplo, se les ha visto incluso vaciando contenedores de desperdicios para comer basura.

Alta reproducción

Su explosión demográfica, según los expertos, también tiene que ver con que cada vez hay menos grandes depredadores, como el lobo y que su capacidad de reproducción ha ido en aumento. Antes las jabalinas solían tener un celo al año, en diciembre, “pero ahora al haberse adaptado y encontrar comida en muchos sitios pueden tener más celos”, asegura Carlos Sánchez. “Antes veías a una hembra con rayones [en una camada puede haber de uno a nueve] en fechas determinadas, ahora puedes verles en cualquier época del año”, asevera el experto. 

Colisión de un coche con un jabalí en una carretera catalana.

Colisión de un coche con un jabalí en una carretera catalana. / SERVEI CATALÀ DEL TRÀNSIT

Para Sánchez, la situación excepcional que vivimos en la actualidad se produce por los casos de tuberculosis que hay en la cabaña ganadera castellanoleonesa, ya que el “jabalí está demostrado científicamente que es un hospedador de la tuberculosis y que la puede transmitir al ganado doméstico”. Teniendo en cuenta que en lugares como Salamanca es común el contacto entre fauna silvestre y doméstica es “necesario controlar al hospedador”. Sobre la carne de los jabalíes que se maten los expertos aclaran que “puede entrar en la cadena alimentaria” siempre que se pasen las inspecciones obligatorias

Según el experto de Artemisán, la administración acierta en tomar estas medidas, ya que el control “debe ser hecho por cazadores; ¿por qué la sociedad tiene que pagar a controladore sprofesionales?”, se pregunta Sánchez, que también cree que toda la responsabilidad no se puede poner sobre los cazadores, que a veces “se ve obligada” a salir a cazar. “Es una actividad voluntaria, donde tu te estás pagando el seguro, la matrícula del coto, los cartuchos...”, reivindican desde la Federación.

Otra circunstancia sobrevenida viene a ayudar a esta tormenta perfecta y es que el número de licencias de caza sigue bajando en nuestro país, situándose en la actualidad en menos de un millón, con un ligero descenso de escopetas y un ascenso de rifles, es decir, cada vez hay más caza mayor y menos menos. “Es un descenso progresivo, no vertiginoso”, apunta Herrero, que pide a las administraciones que “se limpie la imagen negativa que se da de los cazadores, que se vea la capacidad de crear equilibrio y facilitemos el relevo generacional, ya que si seguimos así de aquí a 20 años se hab´ra reducido mucho el número de licencias”.