Jorge el pediatra | La hidratación en los peques

Una niña bebe agua de una fuente. | REUTERS

Una niña bebe agua de una fuente. | REUTERS / por Jorge Muñoz

Jorge Muñoz

¿Quienes son los más vulnerables? Pues está claro, los bebés. Ellos no son capaces de decirnos que tienen sed, no nos van a pedir agua, así que me vais a permitir escriba sobre la hidratación en este grupo de edad.

Podemos empezar diciendo que los bebés menores de 6 meses de edad ya se hidratan con la leche materna, o la leche artificial en caso de no poder amamantar. Dicho de otro modo, no es necesario darles agua. De hecho, si se les da agua a estas edades, puede interferir con el apetito reduciéndolo, y en casos extremos, llevar a la desnutrición, cosa que sucede en muchos países en desarrollo donde tienen la mala costumbre cultural de darles agua (de un pozo) con un trapo mojado en unas condiciones poco salubres. Dicho esto, empezaremos a ofrecer agua cuando iniciemos la alimentación complementaria, entre los cinco y seis meses de edad. Nota importante, puede ser que no les mole nada al principio, que lo rechacen, pues que no cunda el pánico, poquito a poco se irán acostumbrando. Ya sabéis que los más pequeños imitan lo que ven, lo digo porque si ven que los mayores tenemos la botellita de agua a mano siempre, y vamos bebiendo, con el paso del tiempo, nos copiarán con el agua.

¿Cuáles serían los signos de deshidratación el un bebé? Bien por enfermedad o por calor. Hay varios aspectos a tener en cuenta:

1. Los pañales pueden estar más secos de lo normal, debido a que baja la frecuencia del pipí. Tenedlo en cuenta para informar al médico si no os lo preguntara, o para acudir a vuestro pediatra si sucediera.

2. La fontanela, ese pequeño espacio en la parte anterior del cráneo, sobre la frente, puede estar algo hundida. También sería un signo de deshidratación.

3. Las mucosas de la boca, la lengua, aparece algo más seca. En niños chupeteros, sacamos el chupete poco húmedo.

4. La piel también se puede mostrar menos flexible.

5. Hay un signo llamado «relleno capilar» donde apretamos levemente durante unos segundos el lecho ungueal (la uñita del bebé), y soltamos repentinamente. Si la piel bajo la uña de nuestro pequeño, al hacer esto, se torna rosa rápidamente, no está deshidratado. En cambio, si lo hace despacio, necesitará hidratación.

6. También presentan irritabilidad, con llanto, consecuencia del malestar. En casos extremos, este llanto podría ser más débil.

Cuando debemos hidratar a un peque por enfermedad, en caso de gastroenteritis, por ejemplo, lo mejor es utilizar los sueros isotónicos ya preparados para ello.

En caso de hidratarlos en épocas de calor excesivo, el agua sería más que suficiente. También es cierto, y aprovecho para comentarlo, que los famosos polos también hidratan (hablo de niños mayores, no de bebés, obviamente), pudiéndose hacer caseros con zumos de fruta.

Para terminar dejadme decir que de un modo u otro, podemos prevenir el riesgo de deshidratación en verano, lo hemos comentado más veces. Evitad exponeros al sol en las horas de más incidencia, un buen truco para saber cuando no nos azotará tanto es fijarnos en nuestra sombra, si estando de pie la sombra es igual o más larga que nuestra altura, ese momento es seguro para exponernos. Siempre gorritos para nuestros pequeños, con telas blancas. La famosa protección solar, factor de protección 50. Buscad también lugares de sombra. Son medidas simples que nos ayudará a disfrutar del veranito.

Para cualquier duda, nuestro equipo del Espacio Jorge el pediatra está disponible por whatsapp en el 667719202.

Suscríbete para seguir leyendo