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Ciencia
Beatriz Domínguez-Gil Directora de la Organización Nacional de Trasplantes

"Los trasplantes de cerdo a humano están más cerca de lo que podía parecer hace tan solo un año"

La responsable de la ONT cree que la creación de órganos bioartificiales es otra alternativa

Cirujanos trabajando en un trasplante.

Beatriz Domínguez-Gil, directora de la Organización Nacional de Trasplantes, cree que no está lejos el día en que se puedan usar órganos de cerdos para trasplantar a personas, como alternativa a la creciente demanda mundial de órganos. Esta semana Domínguez Gil ha estado en Alicante para participar en un curso organizado por el equipo de Coordinación de Trasplantes del Hospital Doctor Balmis.

¿Cómo ha afectado la pandemia a la donación de órganos?

Durante año 2020 hubo un descenso muy importante de la donación y del trasplante en nuestro país y en otros países de nuestro entorno. Con todo, el programa fue capaz de adaptarse de forma adecuada a una situación epidemiológica compleja y de resistir hasta el punto de que se alcanzaron tasas que superaron con creces lo logrado por cualquier país de nuestro entorno en época prepandémica. En 2021 nos hemos recuperado y la donación ha crecido un 7% y el trasplante un 8%. Y en lo que llevamos de año estamos experimentando un cierto grado de recuperación. Es evidente que cada una de las olas ha tenido un impacto en la saturación de hospitales y UCI y esto ha afectado al programa. Pero cada vez hemos conseguido que afecte menos, porque estamos más habituados a lidiar con los obstáculos que la pandemia impone al proceso de donación y porque la virulencia de las nuevas cepas no tienen nada que ver con el principio. Creo que en 2022 seguiremos experimentando una recuperación que espero nos aproxime a los niveles récord que alcanzamos en 2019.

En la provincia de Alicante se ha conseguido alcanzar tasas muy altas de aceptación de las familias a donar los órganos de sus seres queridos en un momento en el que están inmersos en el duelo por la muerte de su familiar. Es el conocido como “modelo Alicante”, que se ha exportado a otras zonas de España e incluso de Iberoamérica. ¿Qué le parece este programa?

Tiene una aproximación que valoramos mucho, porque el enfoque está orientado a una familia en proceso de duelo. El objetivo es contribuir a la donación para permitir el trasplante, pero igualmente relevante en este modelo es el cuidado a una familia que se enfrenta al peor momento de su vida. Se trata de que también tengan un recuerdo adecuado de este momento de interacción en el que se planteó la donación de órganos de un ser querido. Por lo tanto es la esencia de lo que se ha intentado que sea la entrevista familiar en este país, una experiencia que tiene como objetivo el trasplante, pero también el cuidado integral de una familia en este proceso de dolor.

Recientemente hemos visto cómo se ha trasplantado un corazón de un cerdo a un humano. ¿Es este el futuro de la donación de órganos?

Si me preguntan por el xenotrasplante (trasplante de un órgano de un animal a un humano) hace un año me hubiera parecido una alternativa más, junto con la construcción de órganos bioartificiales, pero lo veía más lejano de lo que de repente parece que puede ser. Han sido tres los xenotrasplantes de cerdo a humano que se han hecho en los últimos meses. En dos casos fueron renales a personas que estaban en situación de muerte encefálica para comprobar que no se producía el rechazo hiperagudo. De hecho, esos riñones funcionaron varias horas de forma adecuada. En el xenotrasplante cardíaco se buscaba un objetivo terapéutico. Al parecer era un paciente que no tenía indicación para trasplante convencional y se decidió optar por el xenotrasplante. Parece que ese órgano ha funcionado bien durante dos meses. Después el paciente falleció, aunque aún desconocemos las causas.

¿Qué modificaciones se llevan a cabo en los órganos procedentes de animales para que puedan ser trasplantados a personas?

Con las modificaciones genéticas hechas a los cerdos se eliminan los genes que generan el fenómeno del rechazo hiperagudo que lleva a la destrucción inmediata del órgano trasplantado y por otra parte se “humaniza”, se usan genes humanos para reducir el riesgo de rechazo agudo. Adicionalmente se hacen otras modificaciones. Por ejemplo, una de ellas para que el órgano del animal no siga creciendo de tamaño en el receptor una vez trasplantado. Lo cierto es que con hasta diez modificaciones ese corazón ha funcionado dos meses. Creo que estamos cerca de ver el xenotrasplante, aunque aún hay que conocer las particularidades de este procedimiento, se tienen que desarrollar ensayos clínicos bien diseñados y tratar de identificar bien las indicaciones y los pacientes que se pueden beneficiar de los mismos. Aún hay que crecer y luchar mucho, pero si es un futuro no tan lejano.

¿También veremos pronto la creación de órganos artificiales en laboratorio?

Los órganos bioartificiales no han avanzado tanto como lo que hemos visto con el xenotrasplante. No obstante, la generación de órganos bioartificiales es atractiva, no solo porque nos ayudaría a disponer de órganos para trasplante de una forma programada a las necesidades del paciente, sino porque además generamos esos órganos a partir de células del paciente. Es decir, generaríamos un órgano que el cuerpo no reconocería como extraño. Así, a la ventaja de tener órganos se añadiría la ventaja adicional de un órgano que no se reconoce como extraño, por lo que se reduce o elimina la necesidad de inmunosupresión en el receptor. Porque a día de hoy todos los pacientes trasplantados tienen que tomar inmunosupresión de por vida.

Las técnicas quirúrgicas avanzan, también los tratamientos farmacológicos. ¿Vamos a necesitar cada vez menos trasplantes de órganos?

Hay determinadas intervenciones que deberían derivar en una menor necesidad de trasplantes y algunas ya lo han hecho. Uno de los ejemplos más paradigmáticos es el de los nuevos antivirales para el tratamiento de la hepatitis C. Hemos llegado a tener en un año a cerca de 800 pacientes en lista de espera para un trasplante de hígado por el virus de la hepatitis y actualmente hay unos 350. La lista de espera por tanto se ha reducido significativamente gracias a una medida que busca intervenir en una enfermedad antes de llegar al trasplante. Dicho esto, salvo este caso, la lista de espera para un trasplante no disminuye, sino que crece. Según hemos ido aumentando la disponibilidad de órganos para trasplante se han ido flexibilizando los criterios de inclusión en la lista de espera. Por eso la lista de espera ni va a acabar nunca ni se va a reducir significativamente. Ahora se trasplanta a pacientes que a principios de silgo no eran candidatos.

También el envejecimientos de la población contribuirá a que la lista de espera no baje.

Si, conforme va envejeciendo la población lo hace la incidencia y prevalencia de enfermedades que pueden derivar en la necesidad de trasplante. Cada vez hay más hipertensión, diabetes, obesidad... Y el envejecimiento también se da en los donantes. Nuestros donantes cada vez son más complicados. Por tanto, el trabajar con esa constante disparidad entre oferta y demanda es precisamente uno de nuestros retos y donde quizás el xenotrasplante y la construcción de órganos artificiales puede ayudar.

España es líder en donación de órganos, ¿cuál es el secreto de nuestro éxito?

Siempre hablamos de tres factores. Uno de ellos es el Sistema Nacional de Salud, que es público y de carácter universal. Eso nos posiciona en una situación única en la que la contribución de la ciudadanía a la donación es lógica si todo el mundo tiene acceso a una terapia tan complicada como el trasplante sin ningún tipo de condicionamiento. En segundo lugar es cierto que la población española es solidaria, pero no lo es más que en Francia o Italia. Lo que nos hace únicos es un modelo organizativo que permite que esa solidaridad se convierta en una realidad de trasplante. En realidad hay muy pocas personas que fallezcan en condiciones de ser donantes. Nosotros calculamos que entre un 1% y 2% de las persona que mueren en un hospital. Si el sistema no está diseñado para identificar esas excepcionales situaciones de fallecimiento que son compatibles con la donación, la misma no ocurre por mucho que la gente quiera donar. Para identificar esas oportunidades nosotros hemos trabajado con equipos de coordinación de trasplantes que están dentro de los hospitales y que tienen una composición muy importante de las unidades de críticos, que es donde se producen estas oportunidades. Y todo pivota en torno al coordinador hospitalario de trasplante, con el apoyo de las coordinaciones autonómicas y de la ONT. Es un modelo organizativo lo que nos ha hecho únicos y que otros países han adoptado.

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