El bocarte entra en crisis de tamaño
El calentamiento del agua ha incrementado la población de este pescado azul en el mar del Norte, una zona fuera de su hábitat natural | Para los pescadores este problema “de talla” se traduce en menores ingresos, ya que los ejemplares pequeños se pagan en las rulas a precios más bajos
Francisco L. Jiménez
La tendencia a la baja que viene manifestando en las últimas dos décadas el tamaño de los bocartes se acentúa, según las observaciones que han realizado los biólogos marinos participantes en la última campaña Juvena, que se realiza desde 2033 y tiene por finalidad extraer conclusiones para fijar los límites de captura de la especie en función de su biomasa estimada. Estos científicos llaman la atención sobre el hecho de que los juveniles de bocarte (el estadio anterior a que el pez se haga adulto y puede ser objeto de pesca comercial) median, de media, 10,6 centímetros en 2004 y los analizados el año pasado, la mitad: 5,3 centímetros. En años intermedios como 2010, la mengua del tamaño también se constató: 8,3 centímetros. En 2020 ese tamaño medio fue de 6,1 centímetros, por lo que en un solo ejercicio, los bocartes del Cantábrico perdieron casi un centímetro de longitud.
El cambio climático y el calentamiento de los mares “supone una amenaza para el suministro mundial de pescado”. Así lo recoge el informe 'Smaller fish species in a warm and oxygen-poor Humboldt Current system' publicado el pasado 6 de enero en la revista 'Science' y que alerta de la paulatina reducción de la talla de algunas especies. Los autores de este estudio basaron precisamente su trabajo en el bocarte, una especie de importante valor comercial.
Que el bocarte se está desplazando cada vez más al Norte en busca de aguas frías debido al cambio climático no coge de sorpresa a los investigadores. Según un estudio de la Universidad de Wageningen (Holanda), con el que colaboró ya en 2013 el Instituto Español de Oceanografía (IEO), el calentamiento del agua ha incrementado la población de bocartes en el mar del Norte, una zona fuera de su hábitat natural, el Golfo de Vizcaya. Ahora los científicos advierten de que este pez que llega a la costa asturiana en primavera podría ser reemplazada por otros más pequeños, lo que supondría, dicen, un “grave problema” para el sector pesquero.
En realidad, tanto los pescadores como la industria conservera –que utiliza el bocarte como materia prima para elaborar anchoas– ya llevan años en máxima alerta por la progresiva mengua del tamaño de las capturas. Para los pescadores este problema “de talla” se traduce en menores ingresos (los ejemplares pequeños se pagan en las rulas a precios más bajos) y para las fábricas de conservas, en falta de materia prima que deben suplir con la adquirida en otros mares.
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