La cuenta atrás para la semana de los Nobel siempre suscita un punto de frenesí en la comunidad científica. Pero tras una pandemia profundamente marcada por los avances científicos, la entrega de estos galardones se vive con todavía más efervescencia. Este lunes, sobre las 11.30 de la mañana, la Real Academia de las Ciencias de Suecia anunciará los ganadores del Nobel de Medicina y Fisiología. El martes, sobre la misma hora, tocará descubrir quiénes son los premiados con el galardón de Física y el miércoles será el momento de hablar de Química.

Este año, como no podría ser de otra manera, hay un tema que se repite una y otra vez en las quinielas de los Nobel: la excepcional carrera para conseguir las primeras vacunas contra el covid-19. A finales del año pasado, revistas científicas como ‘Science’ y ‘Nature’ destacaron el éxito de las inmunizaciones contra el coronavirus como “descubrimiento científico del año”. Desde entonces, los equipos científicos detrás de estas fórmulas pioneras han recibido innumerables reconocimientos en todo el mundo. En parte, por su logro científico. Pero en parte también por el increíble despliegue científico, técnico y humano realizado para desarrollar un fármaco en apenas un año. Algo nunca visto hasta la fecha.

De todas las vacunas contra el covid-19 ya disponibles en ambulatorios de (casi) todo el mundo, que a estas alturas ya rondan la decena, las que más suenan para el Nobel son las fórmulas de ARNm. Los pinchazos de Pfizer-BioNTech y Moderna destacan por haber demostrado que esta tecnología pionera, que algún día podría traer hasta vacunas contra el cáncer, es segura y eficaz. Premiar a estas fórmulas, pues, sería equivalente a premiar las promesas de futuro de esta técnica. Hace tan solo unas semanas, además, los Premios Lasker, considerados la antesala de los Nobel, encumbraron el trabajo de Katalin Karikó, una de las madres de la vacuna de Pfizer y BioNTech, y de Drew Weissman, uno de los pioneros en el desarrollo de las vacunas de ARNm.

Pero los rumores solo son rumores. Y en los Nobels, como en el fútbol, cada uno quiere que gane su equipo. Más allá de los entusiastas de las vacunas, en vísperas de la entrega de estos premios, todos los científicos aseguran que el nombre que más suena para el Nobel de este año es justamente el de la persona que revolucionó su disciplina. La realidad es que la lista de nominados y finalistas se guarda bajo candado hasta el último momento. Los ganadores, de hecho, se enteran de su mérito justo cuando el anuncio se hace público. Así que, al menos en este ámbito, complicado que una filtración entorpezca la sorpresa.

Premios pandémicos

Sean quienes sean los ganadores de este año, la pandemia de covid-19 volverá a dejar su huella en la entrega de premios. Este 2021, por segundo año consecutivo, la Fundación Nobel se ha visto obligada a cancelar todos los actos oficiales que solían orbitar la entrega de los Nobel. No habrá ceremonia oficial para la entrega de las emblemáticas medallas doradas. Tampoco habrá banquete o gala que permita reunir a todos los cerebros científicos del año en una misma sala. Según apuntan desde la organización, el anuncio de los ganadores se realizará por ‘streaming’ y los premiados de esta edición recibirán los honores en sus respectivos países de origen.

Por ahora, parece que la única excepción a esta férrea normativa podría ser el premio Nobel de la Paz. Es posible que el ganador o ganadora de este premio, que destaca como uno de los más emblemáticos de todo el año, sea el único que viaje hasta Oslo para recibir su galardón. Aunque dada la impredecible expansión del virus, el evento no se confirmará hasta el último momento. Una vez más, el nombre de la joven activista ecologista Greta Thunberg suena para este codiciado reconocimiento. Sobre todo tras la devastadora publicación del informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), en vísperas de la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre la crisis climática (COP26) y ante el resurgir del movimiento para salvar el planeta