Diario de Mallorca

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Samantha Hudson Cantante, actriz, activista del colectivo LGTBI

«Yo no pico, escuezo»

«La calabaza con leche de coco me sale fenomenal» - «Los cocarrois me encantan, aunque la especialidad de Magaluf, donde crecí, es el vodka redbull»

La artista mallorquina Samantha Hudson.

La ‘performer’ mallorquina arrasa entre los jóvenes y es uno de los grandes atractivos del menú que ha diseñado ‘MasterChef Celebrity’ para su sexta edición, un concurso que empieza mañana lunes.

¿Qué le pone más: la carne o el pescado?

Cuando se trata de estos temas prefiero optar por la opción más elegante: soy vegana.

¿Qué hace una chica como tú en un programa como este?

Una mixtura de el más solemne ridículo y pasármelo súper bien. Me habría castigado toda la vida si hubiera desaprovechado la oportunidad de generar un escenario tan grotesco y surrealista.

¿Qué ingrediente nunca falta en uno de sus shows?

Unas bragas sudadas hasta la médula y dos cucharadas de insultos al público.

¿El picante figura en su ADN?

Yo no pico, yo escuezo.

¿Qué le daría de comer al obispo que le excomulgó?

Una buena ostia [ostia, sin h, significa ostra].

¿Cuándo fue la última vez que se comió una hostia?

Cada día que amanezco en esta broma de mal gusto que llaman existencia me como unas cuantas. Cuando llegue a vieja, si es que llego, tendré un empacho de no te menees.

¿Cuál es su primer recuerdo gastronómico?

Un caramelo de tofe que me dio mi abuela y se me quedó atascado en la garganta. Casi muero atragantada.

¿Le interesa la cocina afrodisíaca?

A lo mejor algún día por contárselo a mis amigas y hacerme la chula, pero viendo como está el patio y a estas alturas de la vida, lo único que me interesa es que me dejen tranquila.

¿Qué plato mallorquín le enloquece?

Los cocarrois me vuelven loca, aunque la especialidad de Magaluf [donde creció] es el vodka redbull.

¿Qué receta tiene para acabar con la homofobia?

Hay ocasiones en las que puedes rascar el moho de una rebanada de pan bimbo y de repente vuelve a ser comestible. Otras veces, en cambio, el alimento se pudre desde dentro y ya no hay por donde cogerlo. La homofobia, igual que la misoginia o el racismo, son instrumentos del sistema para seguir perpetuando sus dinámicas de poder opresivas. Yo siempre apuesto por la pedagogía y las buenas intenciones y creo que la clave está en una educación que abogue por la diversidad y las cuestiones sociales y que se imparta desde bien pequeñas. Sin embargo, de donde no hay no se puede sacar y para discutir con una pared mejor invertir tus energías en hacer un bizcocho.

¿Qué música define su cocina?

Para el desayuno bossa nova, sobre todo el disco de Stan Getz y João Gilberto. A mediodía, un poco de tecnopop macarra. Y para una cena en solitario o con amigos, un poco de jazz suave con un buen saxofón.

¿Necesita poner música cuando se entrega a los fogones?

No es menester. Pero si la receta es elaborada me pongo unos buenos boleros.

¿Cuál es su platazo?

La crema de calabaza con leche de coco me sale fenomenal, aunque está muy reñida con mi tortilla vegana.

¿Dónde reside su fuerza como cocinera?

Saqué mucho bíceps de tanto masturbarme en la cuarentena. Ahora puedo montar la nata a mano en tres minutos.

¿A quién castigaría sin postre?

A Ana Rosa Quintana, una persona tan agria no se merece algo dulce.

¿Con qué político/a se iría a cenar encantada?

Súper cena de chicas con Ada Colau e Irene Montero.

¿Le sirvió de algo trabajar seis meses en una pizzería?

Sí, ahora puedo presumir de haber estado explotada 40 horas por cuatro duros. Además tuve la suerte de poder limpiar las excreciones y los vómitos de un montón de desconocidos. Todo un lujo disfrutar de las maravillas del trabajo precarizado.

Si busco calorías positivas, vitamina C y cero azúcares, ¿qué me recomienda que me lleve a la boca?

Un buen producto que esté de temporada.

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