Las últimas medidas sanitarias para frenar el virus están teniendo repercusiones directas en los establecimientos dedicados a la venta de disfraces y complementos festivos de Mallorca. Los ciudadanos están gastando menos este año de cara a la fiesta de Halloween porque las restricciones no permiten salir a la calle hasta tarde ni organizar fiestas.

Antonia Cànaves, encargada de Eurocarnavales en plaza Patines, cuenta que las nuevas restricciones están afectando a su clientela, que está comprando menos que años anteriores: «Las compras han bajado muchísimo. Están adquiriendo cosas pequeñas para colocar en su casa y poner algo de decoración, pero no tiene nada que ver con otros años. Hemos notado mucha diferencia en la cantidad porque ahora se llevan menos cosas». Ediciones anteriores de la fiesta de Halloween solían ser días de mucho trajín y gasto por parte de las familias, que buscaban decorar su casa y disfrazarse para pasar una noche divertida. Cànaves declara que solían vender unos monstruos grandes y cortinas, pero que este año no están teniendo éxito porque las familias no se lo pueden permitir.

«Restaurantes y hoteles nos solían comprar y este año ya no vienen. Los disfraces también se están vendiendo poco porque mucha gente no se va a disfrazar y porque no pueden gastar así como está la situación», comenta Cànaves. Las empresas hoteleras suelen ser grandes clientes de estas empresas porque suelen organizar grandes fiestas. Han notado un gran cambio en este sentido ya que ahora hay pocos abiertos y los que sí lo están no gastan mucho dinero. Admite que, a pesar de todo, los niños siguen teniendo ilusión y están viendo algunas familias que vienen para comprar tanto disfraces como objetos para disfrutar de la noche: «Algunos colegios permiten que los niños vayan disfrazados el viernes, así que eso también es una buena noticia para nosotros». No cree que estos últimos días la gente se anime a comprar más. Confiesa que las compras de Halloween llegan en verano y ya las tenían pedidas: «Esperemos que el año que viene ya se haya relajado todo y podamos volver a la normalidad».

Mari Carmen Riera, gerente de Carnavales Center, confirma que este año la situación está «muy delicada» para las familias porque no hay reuniones grandes: «Los padres vienen para que sus hijos se puedan disfrazar aunque sea en casa y puedan disfrutar de la fiesta». La diferencia en el volumen de ventas respecto al año pasado es enorme. A pesar de ello, se muestra relativamente contenta porque están consiguiendo vender algunos productos: «Este año hemos sacado todo lo del año pasado, no hemos comprado material nuevo. Al tener un gran stock no nos ha hecho falta comprar nuevos productos». Este año lo que más les piden son disfraces para los niños y niñas. Lo que menos, maquillaje porque con la mascarilla «no tiene tanto sentido»: «Este año nos están pidiendo bastantes disfraces de bruja para las niñas».

Confiesa que las familias solo están gastando lo imprescindible y que no sabe si los próximos días tendrán un auge de ventas: «No sé si el último día tendremos un aumento, pero la gente suele comprar los últimos días así que tenemos esperanzas». Habla de que sus principales clientes son hoteles. Estos no han abierto ni han organizado eventos, lo que les ha afectado directamente. Espera que todo se recupere y puedan volver a abrir ya que son el comprador más grande e importante que tienen.

Antonia Rodríguez celebraba una pequeña fiesta con motivo de Halloween. Este año ha tenido que cancelarlo por las restricciones pero disfrutará de la festividad junto a su familia en casa: «Vamos a decorarlo todo y trataremos de que nuestros hijos disfruten de este día porque les gusta mucho». Ha hecho las compras en los últimos momentos porque estaba esperando a saber noticias nuevas. Ante la incertidumbre ha decidido que es mejor evitar las reuniones en grupo: «Será especial porque podremos disfrutar de nuestros hijos y hacer cosas en familia».

Juan Pedro solía disfrutar del día de Halloween junto a sus amigos, pero este año ha elegido una opción más individual: hacer un maratón de cine de terror. «Es algo que siempre he querido hacer y ahora veo el momento perfecto», explica. Deja la fiesta por un día para sumergirse en títulos como El resplandor o La semilla del diablo: «Las tenía pendientes desde hace años y me apetece salir del típico plan de cada año». No sabe si al final le acompañará alguien o las verá solo, pero reconoce que no se moverá de su casa.