De esa época nos quedan versos como estos de la oración de Santa Elena:
"...este clavo es el que os pido que me deis
o me lo presteis
que en el corazón de...Fulano...lo claveis
que me quiera y que me estime
y que no me deje por otra...
Y también el hechizo de una de las procesadas, Margalida Perera:
"Con dos te miro/
con diez te ato/
la sangre de tus venas te arrebato".