Los Nobel hablaron ayer en español. Todo por la fuerza literaria de Mario Vargas Llosa, quien cogió el testigo de Octavio Paz. El escritor hispano-peruano, el cuarto en recoger el galardón, recibió ayer de manos del rey Carlos Gustavo de Suecia la medalla y el diploma que le acreditan como Premio Nobel de Literatura 2010, en una ceremonia celebrada en la Sala de Conciertos de Estocolmo. El representante de la Academia Sueca Per Wästberg destacó que su ficción "penetra en los entresijos del poder y explora las obsesiones de sus explotadores". Y añadió que Vargas Llosa es un escritor que cree en la literatura como "baluarte contra el prejuicio, el racismo y el nacionalismo intolerante, ya que en toda la gran literatura, los hombres y mujeres de todo el mundo son iguales. Es más difícil acabar con un pueblo que lee mucho", enfatizó.

El recuerdo al disidente chino y Premio Nobel de la Paz, Liu Xiaobo, y un sentido aplauso al galardonado en Medicina, el profesor británico Robert G. Edwards, ausente de la ceremonia, fueron las notas destacadas de la gala, aderezada con los interludios musicales de la Real Orquesta Filarmónica de Estocolmo. Un estricto protocolo marcó una ceremonia que presidió el rey Carlos Gustavo de Suecia, acompañado por la reina Silvia, la heredera Victoria y su esposo, Daniel Westling, y el príncipe Carlos Felipe.

Después de haber escuchado el himno nacional del país anfitrión, las primeras palabras fueron para el galardonado con el Premio de Medicina, Robert G. Edwards, de 85 años, quien no pudo viajar a Estocolmo por problemas de salud, y para el disidente chino.

"Hoy [por ayer] en Oslo, el premiado de la Paz, Liu Xiaobo, que no ha estado presente, ha sido reconocido por su larga y no violenta lucha por los derechos fundamentales en China", dijo el doctor Marcus Storch, en nombre de la Fundación Nobel. Unos recuerdos que imprimieron un poco de calor a una gala, en la que los premiados tuvieron que hacer tres reverencias: al rey, a los académicos y al público –1.570 invitados–, sin pronunciar palabra alguna.

Los primeros en recoger el premio fueron los profesores de origen ruso Andre Geim y Konstantin Novoselov, quienes trabajan en la Universidad de Manchester (Reino Unido) y reconocidos con el Premio Nobel de Física.

A continuación subieron al podio los investigadores japoneses Ei-ichi Negishi y Akira Suzuki, quienes comparten el Premio de Química con el estadounidense, Richard F. Heck. Ruth Edwards recibió uno de los aplausos más calurosos al recibir el Premio de Medicina con el que la Academia ha distinguido a su esposo, el profesor británico Robert G. Edwards, por su revolucionario tratamiento de la fertilidad humana.

Cerró la entrega el Premio de Economía, recogido por los americanos Peter A. Diamond, Dale T. Mortensen y el chipriota-británico Christopher A. Pissarides.