Opinión

La opinión de Emilio Pérez de Rozas: A mi señal, fuerza y honor

Real Sociedad - Mallorca

Real Sociedad - Mallorca / Juan Herrero

Emilio Pérez de Rozas

Emilio Pérez de Rozas

Estamos de rodillas. Debemos estar de rodillas. Es obligado estar de rodillas. Hemos dicho y escrito cosas muy feas, hasta dudosas, de este entrenador, de estos muchachos. Teníamos razón, podíamos tener razón. Cuando lo escribimos, estábamos convencidos de que hasta ello sabían que teníamos razón. Es más, nuestra temblorosa clasificación en LaLiga nos daba la razón.

Pero, ahora, después de ver lo que vieron nuestros ojos este martes y comprobar que estos tipos son los amigos de Russell Crowe, de Gladiator («cuando un hombre ve su fin quiere saber que había algún propóstio en su vida (…) lo que hacemos en la vida resuena en la eternidad»), es cuando debemos ponernos de rodillas y pedirles perdón.

Creímos en ellos, pero creímos a medias y ellos merecen saber que nos arrepentimos de tanta duda. Empezando por ese señor que ha vivido mil vidas y de todas ellas ha sacado algo provechoso. Ese Javier Aguirre que parece jugar con nosotros en las conferencias de prensa y que, simplemente, sabe que está cumpliendo un trámite, para el que se ha aprendido nuestros nombres en un intento de quedarse con nosotros, así, de entrada.

Él dice que no eran favoritos, que no tenían presión, que si patatín que si patatán, pero él sabía que iban a pasar, él sabía que iba a ocurrir, él sabía que su tribu estaba lista. Los que no lo sabíamos, ¡idiotas de nosotros!, éramos nosotros, que creíamos saber más de fútbol, más de vida, más de vestuario, más de complicidad y familias que el ‘Vasco’. Hasta en eso fuimos idiotas.

Cuando pedíamos que Sergi Darder se convirtiese en el puto amo de este cotarro no sabíamos, ¡memos que somos!, que Aguirre le había reservado uno de los mejores momentos de su vida: el último penalti. Es más, cuando vimos que él, Sergi Darder, de Artà, amigo de Abdón Prats, de Artà también, se pedía el último lanzamiento nos echamos las manos a la cabeza exclamando ¡esa es una familia de locos!

De locos peleones, gladiadores, triunfadores. Ellos se han ido haciendo fuertes ante la adversidad. Y de la misma manera que Abdón rescató a Darder, es posible que el extraordinario Predrag Rajkovic estuviese preparando a su amigo Dominik Greif para el día más estelar de su vida. Así son las familias que pasan hambre, que se necesitan, que luchan con la adversidad.

Ahora tanto Athletic como Atlético se creerán, horas antes del saltar al inmenso y majestuoso San Mamés, que si pasan la eliminatoria tendrán medio ganada la Copa. ¡Me río yo de ese pronóstico! No saben quién les espera en La Cartuja. Les espera el ‘Vasco’ y su fútbol tosco, dicen, acompañado de un grupo de locos que, ahora sí, se creen capaces de ganar a cualquiera.

Recuerden, «me llamo Maximo Décimo Meridio. Comandante de los ejércitos del Norte. General de las legiones feliz. Leal servidor del verdadero emperador Marco Aurelio, ¡ a mi señal, fuerza y honor!».

Que se preparen. Todos.

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