Copa del Rey Real Sociedad-RCD Mallorca | Greif nos lleva a la final de Sevilla

Me confieso el primer sorprendido por las palabras de Imanol en la previa, asegurando que el Mallorca de Aguirre juega muy bien al fútbol. Puede que hasta sus jugadores recibieran estos elogios como un chute de energía, porque la primera parte de los rojillos fue de las mejores del año, solo un poco por debajo de la del partido ante el Girona. No sé si eso se puede llamar el espíritu de la Copa, pero está claro que el equipo ha demostrado en esta competición un descaro sorprendente, que la hecho merecedor de llegar hasta la final.

De inicio, el equipo local parecía el Mallorca, metido en el partido y con una propuesta de juego nada timorata, cortocircuitando el poco fútbol de la Real al ahogar a Zubimendi y controlar a un peligroso Kubo. Todos estuvieron a gran nivel, incluido un soberbio Greif, que ya se permitió el lujo de pararle un penalti a Brais. 

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Prórroga

La segunda mitad no podía transcurrir igual. Paradójicamente fue el gol de Gio el que despertó a la Real, que se lanzó a por el gol de manera desesperada, bombardeando el área de Greif, al que solo pudo batir una vez para llevar el partido a la prórroga, lo que demuestra lo equilibrada que ha estado la eliminatoria.

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Jugar una prórroga en campo contrario es siempre una desventaja, pero el Mallorca resistió y se llegó a la lotería de los penaltis que podía encumbrar a uno de los dos porteros, o Remiro o Greif, y fue el eslovaco el que asumió el papel de héroe parando un lanzamiento a Oyarzábal. El sueño de lograr un título y de hacer historia se prolonga al menos hasta Sevilla.

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