La historia se completa en Anoeta

La afición hubiera querido vivir otra noche mágica de Copa, dejar encarrilada la eliminatoria, pero habrá que esperar a Anoeta para saber si hay otro gran desplazamiento por un título a Sevilla. 

Si en los últimos cuatro partidos entre el Mallorca y la Real solo se habían marcado cinco tantos, -tres resultados de uno a cero y un empate a uno- no se podía prever otra cosa que este enfrentamiento no quedaría resuelto en su primer envite, y que los más de 22.000 espectadores podrían corear pocos goles.

Samú Costa: «Vamos a creer que es posible»

Como corresponde a una semana de carnaval, cada equipo se disfrazó de lo que es. Desde el minuto uno fue un partido de alta intensidad, con casi 20 faltas en apenas media parte. El Mallorca se pertrechó atrás, pendiente de anular la creación donostiarra, con estrechas marcas sobre Zubimendi, Merino y Brais, hombres capaces de filtrar pelotas con peligro. Destacó en estas labores Samú Costa, que demostró una vez más que no ahorra ningún esfuerzo. 

Aguirre: "No somos favoritos y vamos a sufrir, pero tenemos la ilusión intacta de pasar a la final"

La fase creativa debía corresponder a Darder, pero se le ve a cuentagotas. Lo necesitaban más que nunca Larin y Abdón, que llegó a flirtear con el gol. La Real tuvo más la pelota, pero cero ocasiones claras.

Tras el descanso se relajó la disciplina. La férrea presión bajó por el esfuerzo acumulado y se entró en una fase de correcalles, que solo podía perjudicar a los de Aguirre. Los de Imanol estuvieron más cerca de la victoria pero Sadiq falló en dos ocasiones lo que no se puede errar. Queda un partido y al menos 90 minutos de sufrimiento y lo mejor que se puede decir es que el Mallorca sigue con vida.

El Mallorca llega vivo a Anoeta para meterse en la final de la Copa del Rey

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