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Fútbol

Muriqi enamora

El delantero kosovar encandila Son Moix con un gran debut en la Liga, adornado por su inteligencia y talento, culminado con el gol del triunfo ante el Cádiz

Muriqi y Haroyan luchan por el balón durante el partido del sábado en Son Moix.

Podría haber sido la escena final de una película, pero sucedió en Son Moix. Miró a la grada, levantó los brazos, abrió sus manos, sacó la lengua y gritó. No conocía a nadie, y hasta hace unas horas nadie le conocía a él, pero había química. El flechazo fue instantáneo. Es pronto para hablar de una gran historia de amor, pero esto promete. Vedat Muriqi acababa de marcar su primer gol con la camiseta del Mallorca. Fue de penalti, pero eso no le resta ningún glamour. 

Era el minuto 65 y su equipo le acababa de dar la vuelta al marcador en un encuentro ante el Cádiz en el que ambos se jugaban la vida (2-1). El delantero de Kosovo, llegado en el mercado invernal cedido por la Lazio de Roma, ofreció un auténtico recital que enamoró al público. De hecho, hacía tiempo que un futbolista no provocaba que los aficionados se pusieran de pie para aplaudirle cuando fue sustituido por Abdón. Pero es que su rendimiento fue fabuloso en un encuentro que generó mucho más que ocasiones de peligro. Muriqi fue una amenaza para el rival y una ayuda para sus compañeros, justo lo que necesitaban los Dani Rodríguez, Galarreta y compañía.

Si en Vallecas en el partido del miércoles en la Copa del Rey ya deslizó detalles de su valía, frente a los gaditanos dejó claro que no ha venido de vacaciones a la isla. Quiere triunfar después de dos cursos sin oportunidades en Italia con la intención de dejar claro que sus éxitos en el Fenerbahçe turco, donde marcó diecisiete goles en su último curso, no fueron un espejismo. 

Sus 194 centímetros le permiten ganar todos, o casi todos, los duelos aéreos, pero es que con el balón en los pies sabe lo que hace. Apoya, descarga el balón a banda, juega de espaldas, busca las paredes y remata, sobre todo eso. Incluso sorprendió con un regate en corto en la primera parte que arrancó la ovación de los hinchas. Cada intervención tuvo sentido, demostró inteligencia, por mucho aspecto de bestia que tenga. 

Para el recuerdo queda el extraordinario cabezazo desde fuera de área pequeña, tras un gran pase de Ángel, que obligó a Ledesma a hacer una de las paradas de la temporada. Antes ya había probado fortuna con un tiro que repelió el meta del Cádiz. También participó de forma activa en la acción del primer penalti, que finaliza con el agarrón de Alejo a Oliván. Ahí ya pidió el balón para lanzar desde los once metros, pero los galones de Salva Sevilla se impusieron. Pero fue precisamente el almeriense el que le cedió el protagonismo en un momento en el que hay que tener mucha confianza en uno mismo. Muriqi ni lo dudó. Tiene tanta hambre que no iba a desaprovechar un regalo que podría haber tenido veneno por la trascendencia del momento. El resultado es que fusiló a Ledesma y desató la locura en un estadio que quiere convertirle en su nuevo ídolo, si no lo es ya. 

Es el primer jugador de su país que marca en la Liga española. «Estoy muy feliz porque ganamos en nuestra casa y contribuí a mi equipo», escribió en redes sociales. Ya es uno más.

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