La Real Federación Española de Fútbol ha dado a conocer las sanciones por las últimas amonestaciones vistas en la jornada 36 de la Segunda División. La resolución del Comité de Competición ha sancionado al técnico del Real Mallorca, Luis García Plaza, con dos partidos de suspensión. El preparador madrileño vio roja directa en el minuto 90 del encuentro frente al Sabadell en la Nova Creu Alta, por protestar que solo se añadieran cuatro minutos al encuentro.

Pese a que el club había presentado alegaciones a dicha tarjeta, el Comité de Competición se ha mostrado tajante y también ha sancionado a la entidad bermellona con una multa accesoria de 400 euros. Por su parte, Luis García Plaza deberá pagar 600 euros de multa. El madrileño, de esta manera, no podrá dirigir a su equipo en los dos próximos encuentros que disputan frente a Mirandés, el sábado en Son Moix, y ante el Málaga, en La Rosaleda. El Mallorca recurrirá la sanción ante el Comité de Apelación.

Según consta en el acta arbitral, el técnico del Real Mallorca fue expulsado por “protestar con los brazos en alto y de forma ostensible y airada” una de las decisiones del colegiado, habiendo sido advertido previamente. El club alegó que el técnico no protestó de manera airada ninguna decisión arbitral, sino que se dirigió al cuarto árbitro para señalar el número de minutos que habían sido añadidos.

La versión del club no queda, en opinión del Comité de Competición, “probada de modo indubitado tras el visionado de las imágenes, que no permiten escuchar las palabras que el técnico pronunció, ni el tono que utilizó”. Por lo que desestiman las alegaciones del Mallorca y, en consecuencia, mantienen las acciones disciplinarias consignadas en el acta arbitral.  

Luis García se mostró especialmente dolido con la tarjeta roja que vio durante la rueda de prensa posterior al partido frente al Sabadell: «Ojalá haya alguna cámara que me haya registrado durante todo el partido. Lo único que he dicho es que si solo añadían cuatro minutos. No sé si se podrá reclamar, pero también tienen que entender los nervios que vivimos. Para otra vez pediré perdón por haber dicho lo de los cuatro minutos. Es que puedo entender que me amonesten, pero ¿una expulsión? Me he arrodillado por eso».