Muchos de los tópicos sobre los que se construye la terminología del fútbol se podrían utilizar hoy para describir la vigilia del matinal de hoy en Son Moix. Lo único cierto es que se enfrentan dos escuadras rodeadas de distintos entornos y dirigidas una hacia la meta del ascenso directo, mientras la otra todavía vaga en busca de su camino e identidad. Contemplar las caras de los futbolistas de cada bando en los últimos entrenamientos de la semana despeja toda clase de dudas.

Carreras fue discípulo de Vázquez en el Mallorca, pura anécdota corroborada por la distancia que separa la idea de juego que alberga cada uno. Tampoco el técnico del Deportivo debe pensar y actuar exactamente igual que entonces. Los seis años que ha estado sin sentarse en un banquillo le habrán hecho reflexionar y adaptarse a los nuevos tiempos. Hace casi tres lustros que estuvo en Palma, donde por cierto, siempre ha creado problemas como visitante.

Nada queda de aquel club y lo mismo podríamos decir de los gallegos. Hoy las circunstancias han cambiado para ambos y no precisamente para bien, pese al liderato coruñés. Nunes, de regreso a una convocatoria, ya ha dicho durante la semana que los números cantan. Poco hay que añadir. Si esta mañana impera el indicativo de la clasificación, poco hay que hablar. En todo caso, aferrarse a los vaivenes de esta Segunda División, inestable por si misma, aunque la irregularidad del anfitrión se percibe permanente y la seguridad defensiva del contrincante es su mayor enseña de carácter y personalidad.