Liassine Cadamuro no está cumpliendo con las expectativas que despertó su fichaje en el mercado invernal. El zaguero no solo no está ayudando a que los eternos problemas defensivos que padece el Mallorca mejoren, sino que está protagonizando errores de los que cuestan puntos, tal y como sucedió el pasado domingo en Zaragoza.

El internacional con Algeria es el quinto central fichado desde la pasada temporada y, desgraciadamente para los bermellones, ninguno de ellos ha convencido. Ni en Primera, con la llegada de Anderson Conceiçao, Pedro Geromel y Andreu Fontàs, ni en Segunda, con Agus y el propio Cadamuro. Junto a los que ya había, Nunes y Bigas, no han podido mantener el nivel mostrado en la campaña 2011/2012, cuando el centro de la defensa estaba formado por Ramis y ´Chico´ Flores. De hecho, el rendimiento atrás ha caído en barrena en los dos últimso cursos.

En la campaña 2012/2013 el entonces director deportivo Llorenç Serra Ferrer apostó por la llegada de los dos brasileños, desconocidos en España, con la intención de que hicieran olvidar al pobler, que fue vendido al Wigan inglés, y el andaluz, que se marchó al Swansea, también de la Premier League. Además, con la temporada empezada, también llegó Fontàs, que sustituía al lesionado Joao Víctor. Ninguno de los tres ofreció el rendimiento deseado, por muchos minutos que se le dieran, como fue en el caso particular de los dos sudamericanos. El Mallorca de Caparrós, aunque después con Manzano la dinámica no cambió demasiado, era un coladero y, de hecho, cerró la temporada convirtiéndose en el equipo más goleado de Primera, con la friolera de 72 tantos encajados. Con un bagaje tan desolador, el equipo descendió dieciséis años después a Segunda.

Sin embargo, los problemas siguen sin solucionarse en la Liga Adelante. Más bien lo contrario. Porque en un equipo que tenía que ser un ganador, uno de los dominadores de la categoría en su intención de regresar a la elite, hace aguas también en la defensa. Llegó Agus y Geromel continuó, a pesar de no realizar la pretemporada en Holanda a las órdenes de José Luis Oltra, porque en teoría debía regresar a Brasil. No fue el caso. El central albaceteño empezó jugando, pero no dio el nivel que se esperaba al igual que el resto de sus compañeros. El Mallorca, también en Segunda, recibía goles con demasiada facilidad. Oltra lo probó de todas las maneras, con Nunes y Bigas e incluso con Ximo, pero Miño seguía recogiendo demasiados balones dentro de su portería. Ni siquiera con el brasileño, eso sí, que cuando empezaba a entonarse se marchó al Gremio de Porto Alegre de su país. Y llegó Cadamuro para reemplazarle procedente de la Real Sociedad cedido hasta final de temporada, aunque si su selección le convoca se perderá los tres últimos choques, más el hipotético play-off, para disputar el Mundial de Brasil. Lo que es seguro es que tampoco está siendo la solución. Está claro que el hecho de que el Mallorca sea el segundo conjunto más goleado de Segunda, con cuarenta y cuatro goles, no solo es culpa del africano, pero no está siendo el líder de la zaga deseado en los siete encuentros completos que ha disputado hasta el momento. Tiene una excelente salida con el balón, pero en esa virtud también está el defecto porque arriesga demasiado y eso le lleva a perder balones muy peligrosos y desubicarse. Algunas voces apuntan que debería ahorrarse esas frivolidades en un equipo con las necesidades que atraviesan los bermellones. Ante el Barcelona B, sin ir más lejos, fue superado con un simple pase para que Sandro le ganara la espalda por velocidad y marcar el primer tanto. Y en La Romareda, hace cuatro días, salió tarde y mal a por un balón que provocó que Roger aprovechara el hueco que había dejado para que, ayudado por un blando Agus, disparara cómodamente para empatar. Además cometió un claro penalti que podría haber costado la derrota si Miño no hubiera parado el tiro de Luis García. Tiene margen de mejora, pero debe demostrarlo ya.