Joan Mesquida Llinàs, Batle des Puig en Montuïri de este año: «Durante el día que seré alcalde no repartiré latigazos, sino ‘crespells’»

«Quiero dar las gracias a todo el pueblo por el apoyo que he recibido estos años»

Joan Mesquida Llinàs.

Joan Mesquida Llinàs. / Biel Gomila

Veintidós años como dimoni de Sant Bartomeu y ocho como cossier han sido condiciones más que meritorias para Joan Mesquida Llinàs fuera nombrado Batle des Puig 2024 en el día de la fiesta y la romería locales. El acuerdo fue tomado por unanimidad por el pleno municipal.

La designación de Batle o Batlessa des Puig recae en una persona que ha destacado por su especial dedicación al pueblo de Montuïri, por su carácter emblemático y su relevancia. Ostenta el título honorífico el Dia des Puig, romería que se celebra el martes de Pascua, la segunda fiesta local; este año, el 2 de abril. La argumentación dispone que «ha de ser una persona que haya sobresalido en los ámbitos de acción social, cultura, deporte, economía o compromiso cívico».

Joan Mesquida ejerció como cossier desde 1994 hasta 2001, «una experiencia que —según el Ayuntamiento— resultó crucial para el desarrollo de su estilo único. Su influencia ha sido tan profunda que ha modificado la consideración popular del personaje que ha pasado a convertirse en un pilar fundamental de las fiestas».

El Batle de Puig 2024 nació en enero de 1978, está casado con Maria Francisca y tiene dos hijos, Joan y Tomeu. Bailó como cossier, desde 1994 hasta 2001, y actuó como dimoni desde el año siguiente hasta el pasado 2023.

¿Le ha sorprendido la designación del Ayuntamiento como el Batle des Puig?

Sí, mucho. En ningún momento se me pasó por la cabeza que pudieran concederme este honor.

¿Qué le representa este cargo honorífico?

Supone un gran honor para mí ser el alcalde por un día. Es un reconocimiento que recibo por parte de mi pueblo, y que, además, fuese por unanimidad. Me satisface enormemente.

¿Ha pensado algo especial?

La verdad es que no soy una persona que planifique demasiado las cosas, soy espontáneo. Ya comenté a la alcaldesa que me diera permiso para llevar el látigo, a lo cual me respondió que «podía hacer lo que quisiera porque ese día serás el alcalde». Es una jornada con actos protocolarios marcados, tales como la entrega de la vara en la plaza, la subida a pie… Eso sí, podré estar con la gente; pero, en vez de dar latigazos, repartiré confites y crespells. Estar al lado de tu gente es lo más bonito de esta fiesta.

¿Cómo surgió su nominación como cossier?

Los antiguos se retiraban y el Ayuntamiento envió una carta a todos los niños empadronados en el pueblo de entre 14 y 15 años. A mí me hizo ilusión y me presenté.

¿Y la designación de dimoni?

El anterior, Juanjo López, se había retirado y era necesario encontrar uno nuevo. Nos lo propusieron a los cossiers. Un amigo se ofreció, pero luego se lesionó y nos lo volvieron a pedir. Dije que yo quería serlo y así ha ocurrido durante veintidós años.

¿Qué sentimientos le afloran ahora que ha dejado de ser cossier y dimoni?

Uf, es complicado. Me da mucha pena no ser más el dimoni, aunque haya sido una decisión propia, no me imagino ver las fiestas desde la barrera. Pero, sinceramente, era el momento y tendré que aprender a vivirlo de otra manera.

¿Cuáles han sido las mayores satisfacciones a lo largo de estas dos décadas?

El simple hecho de ser el dimoni ya ha sido una gran satisfacción y honor. Es de lo mejor que me ha pasado en la vida. No lo cambiaría por nada. Me ha dado amigos nuevos, el reconocimiento del pueblo, la posibilidad de participar de las fiestas desde dentro, ver cómo todo el pueblo está unido… Es inimaginable todo lo que me ha aportado el hecho de encarnar esta figura tan importante para todos los montuïrers.

¿Qué otros recuerdos le sugieren sus pasadas actuaciones?

Los momentos que he podido gozar junto a dos generaciones de cossiers; niños entregándome su chupete, corregudes, latigazos…

¿Y anécdotas?

Una muy curiosa es que un año, cuando bajábamos la calle Es Pujol, vi que alguien se caía y yo tropecé con él. Se me rompió un cuerno de la máscara. Cuando me la levanté para ver qué había pasado, vi a mi hermano pequeño en el suelo.

Como dimoni, montuïrer y para el pueblo, ¿qué representa la figura del dimoni?

En primer lugar es la persona encargada de encabezar la fiesta e intentar que todo salga bien. Es la que protege a los cossiers y les abre paso para que puedan desplazarse y bailar con la máxima facilidad. Por otra parte, es una figura que ha cambiado en los últimos años. Cuando yo era pequeño, el dimoni era el malo de la fiesta y los niños no querían acercarse a él. Ahora, en cambio, le tienen miedo; pero les atrae al mismo tiempo. La gente no sentía tanta atracción por esta figura.

«Por las fiestas daremos tu chupete al dimoni», dicen los padres a sus bebés para justificar que dejen de usarlo.

Los padres se acercan a mí y me avisan de que su bebé me dará el chupete. Cuando tengo un momento, a veces mientras bailan los cossiers, me acerco y ellos me lo dan, medio llorando. Depende del año, pero siempre caen seis o siete.

¿Qué piensa sobre las opiniones que afirman que por Sant Bartomeu «hay demasiada gente detrás del dimoni y que no pueden ver la fiesta tranquilamente»?

Esto es normal, pasa en muchos pueblos y en muchas fiestas. La gente se mueve cada vez más. Son unas fiestas muy conocidas en la isla y eso provoca que cada vez venga más gente

¿Qué preparación y requisitos exigen las tres actuaciones que duran horas?

Tres meses antes de las fiestas empiezo a entrenar. Voy a correr tres o cuatro veces a la semana. También tengo que perder peso, ya que a lo largo del invierno no suelo practicar demasiado deporte. En cuanto a los requisitos, debe ser una persona que tenga capacidad de sufrimiento y que se prepare bien físicamente; con la cabeza en su sitio, para no perder los nervios y autocontrol.

Dicen que el dimoni de Montuïri se caracteriza por «la caña que da en sus intervenciones, ser muy pegador»...

Los jóvenes disfrutan de que les dé caña, quieren mostrar sus llenderades como un trofeo conseguido. Otros van bebidos y tengo que ponerlos en su sitio para que no molesten.

¿Cómo han visto sus hijos y esposa el hecho de ser el Dimoni de Sant Bartomeu?

Están muy orgullosos de mí. Mis hijos solo me han conocido siendo dimoni y les costará aceptar que ya no lo soy. Siempre vienen con sus amigos cuando me visto y están encantados de decir que son los hijos del dimoni. Mi pareja ha estado a mi lado siempre, cuando era cossier y cuando pasé a ser dimoni. Siempre he tenido su apoyo y admiración por lo que he hecho.

¿Algo más, Joan?

Me gustaría agradecer la entrevista y dar las gracias a todo el pueblo por el apoyo que me ha deparado durante todos estos años. Me siento un privilegiado por haber sido su dimoni y por el reconocimiento espontáneo que recibí por su parte durante mi retirada. Para mí fueron unos momentos felices y tristes al mismo tiempo; pero el hecho de ver que tu pueblo está contigo es maravilloso.

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