La policía podrá hacer tests de alcoholemia a los ‘dimonis’ de Santa Margalida antes de la procesión de la Beata

Se trata de una de las medidas consensuadas entre el ayuntamiento y la organización para evitar nuevas agresiones sexuales como la de la última edición

Una imagen de la última procesión de la Beata de Santa Margalida.

Una imagen de la última procesión de la Beata de Santa Margalida. / G. Bosch

Joan Frau

Joan Frau

Los ‘dimonis’ de Santa Margalida, así como los conductores de las carrozas y otros personajes habituales de la procesión de la Beata, deberán pasar tests de alcoholemia si la Policía Local lo considera necesario antes de la popular marcha religiosa. En caso de que alguno alcance un determinado nivel de alcohol en la sangre, cuyo máximo todavía no ha sido fijado, los agentes podrán vetar su participación en la procesión.

Se trata de una de las medidas que el ayuntamiento de Santa Margalida y los organizadores de la considerada como la ‘procesión más típica de Mallorca’ han puesto sobre la mesa para evitar, en las próximas ediciones, que vuelva a producirse otra agresión sexual como la padecida el pasado domingo 3 de septiembre por una componente de la banda de música de Son Rapinya, que denunció tocamientos por parte de uno de los numerosos ‘dimonis’ que participan en la procesión.

En este sentido, el alcalde Joan Monjo destaca la «buena predisposición» de todas las partes implicadas en mejorar la Beata y «erradicar este tipo de conductas». Y uno de los objetivos es «eliminar el alcohol de la fiesta», por lo que la Policía Local «estará habilitada para realizar pruebas de alcoholemia a quien considere oportuno», lo que «no significa que todos los ‘dimonis’ tengan que pasarla». Según Monjo, no hay que criminalizar a todo el colectivo de ‘dimonis’ por culpa de «cinco o seis» miembros que no mantienen los modales durante la procesión y que aprovechan la aglomeración festiva para consumir bebidas alcohólicas en los «diversos puntos» que los diablos tienen a lo largo del itinerario de la marcha religiosa para «beber gintonics», apunta el alcalde ‘vilero’. «Esto tiene que acabarse», remata Monjo.

Se trata de una medida consensuada entre la institución municipal, los organizadores de la procesión y los cuerpos de seguridad. No será la única. Otra iniciativa que ha surgido en las diferentes reuniones mantenidas entre todas las partes en los últimos días es la necesidad de «identificar» a los ‘dimonis’ para que estos no puedan refugiarse en el anonimato que otorga la vestimenta, que es la misma en todos los participantes. Por este motivo, la joven que denunció los tocamientos no ha podido dar más detalles sobre el agresor, que todavía no ha aparecido. «En caso de ser identificado, vamos a expulsarlo», asegura el regidor.

De hecho, está previsto que en los próximos días se produzca una reunión entre el Ayuntamiento y los responsables de la banda de música de Son Rapinya a la que pertenece la joven denunciante para tratar de estrechar el cerco sobre el responsable de la agresión. 

Además de los ‘dimonis’, el resto de participantes en la procesión «también deberán identificarse» porque, según explica el alcalde, «si algún visitante hace una denuncia o una queja a alguien de la procesión, debe saber a quién se la ha hecho».

Por otra parte, también se ha debatido sobre la necesidad de limitar el número de ‘dimonis’ que participan en la procesión de la Beata. «Hay demasiados», señala Monjo, quien recuerda que en el año 2014 se fijó un máximo de un centenar, aunque en los últimos años esta cifra se ha disparado y actualmente «son más de 200», según calcula el alcalde. 

De hecho, «hay ‘dimonis’ que no son oficiales y se incorporan a la procesión; a partir de ahora sólo podrán participar aquellos que estén identificados por el Ayuntamiento», añade.

Todas estas medidas se pondrán en marcha en la próxima edición de la Beata, en 2024.