La pregonera de la Beata en Santa Margalida reivindica a la mujer, la lengua y la educación

La maestra y organizadora de la procesión Miquela Pomar destaca «el coraje» de Santa Catalina Tomàs, que la hizo una adelantada a su tiempo

Miquela Pomar, ayer leyendo el pregón en la iglesia. | M.F.

Miquela Pomar, ayer leyendo el pregón en la iglesia. | M.F. / mateu ferrer. santa margalida

Mateu Ferrer

Mateu Ferrer

Un pregón de contenido y sentimiento local, tradicional e histórico, pero también con tintes reivindicativos. La maestra Miquela Pomar dio ayer el inicio oficial a las fiestas de la Beata en Santa Margalida centrándose en la figura de Catalina Tomàs, y frente a la visión más folklórica de la única santa mallorquina contrapuso la de una figura femenina adelantada a su tiempo. «Fue una mujer de coraje que se rebeló contra lo que se esperaba de ella», recalcó Pomar, «una mujer que hablaba claro, con las ideas bien definidas, que no tenía miedo a pesar del contexto histórico» y que «llegó a ser consejera de obispos y virreyes».

La pregonera recordó las dos cartas manuscritas que se conservan de Sor Tomasseta, «datadas en 1572 y escritas en su lengua, que es la nuestra», y subrayó: «Como docente no puedo dejar de gritar en voz alta y clara que la enseñanza de nuestra lengua en los centros educativos de Baleares es de vital importancia, no porque sea idioma cooficial, sino porque se trata de nuestra lengua materna, y consecuentemente es el elemento básico de nuestra identidad cultural». «Tiene que ser protegida, ahora más que nunca», enfatizó en clara alusión al pacto PP-Vox.

También en su vertiente profesional, Miquela Pomar aprovechó para poner en valor al intelectual y filósofo nacido en Santa Margalida Joan Mascaró i Fornés, recordando que toda la obra de este mallorquín universal hace hincapié en la importancia de la educación de los jóvenes para tener una sociedad culta y formada.

La pregonera de este año forma parte desde hace casi tres décadas de la organización de la procesión de la Beata, que cada primer domingo de septiembre rememora la vida de Santa Catalina Tomàs con una docena de carrozas y centenares de parejas de payeses que desfilan conjuntamente. «Llegados a estas fechas, las chicas buscan a un joven (se ha dado la vuelta a la tortilla; ya no son los jóvenes los que buscan a una payesa) que no se vista de dimoni, o intentan convencerlos ya sean de aquí o foráneos para que se vistan de payés y las acompañen a la procesión», describió Pomar.

El pregón de ayer estuvo «dedicado» a los voluntarios anónimos que forman parte del grupo organizador y a los participantes de la procesión. «A todos los que han estado y a los que están: carpinteros, mecánicos, chóferes, electricistas, montadores, decoradores; a los dimonis, a todos los payeses, xeremiers, músicos y a la gente que sale a la calle. A los niños, niñas y mujeres que han representado algún papel en la procesión; a todos los que nos han precedido, a los presentes y futuros. Gracias a todos, cada uno de nosotros no somos más que un eslabón de este engranaje que hace 231 años conmemora la beatificación de Catalina Tomàs».

Finalmente, la pregonera deseó que la multitudinaria procesión del domingo que viene, a las 21 horas, sea «una fiesta libre de agresiones o abusos contra las mujeres», lamentando que «demasiadas veces asistimos a estos incidentes que empañan el éxito de los actos» festivos en la Part forana.