Lletra menuda

Lletra Menuda | Un chapuzón de agobios y excesos crecientes

Imagen de la piscina municipal de Pòrtol. | MIQUEL BOSCH

Imagen de la piscina municipal de Pòrtol. | MIQUEL BOSCH / Nombre apellidoR.ferriol/ J.Sánchez. santa. margalida

Llorenç Riera

La saturación que castiga a Mallorca durante este verano era previsible. Estaba cantada y hasta fomentada. Aún así, algunos de los extremos que se producen no agotan la capacidad de sorpresa y disparan unas alarmas que, pese a su estruendo, claman en el desierto del control y el decrecimiento necesario.

La isla es generosa en playas atractivas. Es conocida la abundancia de piscinas particulares. La mayoría de ayuntamientos han instalado piscinas públicas, pero, todo junto, resulta insuficiente para atender a una demanda insaciable. En el punto álgido del tórrido verano vemos por primera vez cómo se arbitran medidas para poner orden y disuadir a los bañistas de algunas piscinas municipales. Simplemente, no caben todos.

En todo caso, de llegar a tener posibilidad de zambullirse en el agua será un chapuzón de agobio y exceso de ocupación. En Pòrtol, Pla de na Tesa y Nova Cabana ya se debe pedir cita previa para acudir a la piscina y además se ha dispuesto una tasa considerablemente más gravosa para los no empadronados en Marratxí. Santa Margalida le sigue ahora los pasos porque en la piscina de Can Picafort, al lado del mar, no cabe un alfiler. Se blindan horarios para residentes y guardias de seguridad controlarán el acceso cuando se llegue al límite de aforo. El principal interés del verano mallorquín está ya capitalizado por las nuevas manifestaciones de saturación.

Suscríbete para seguir leyendo