Lletra menuda: El concepto y vida de pueblo

Llorenç Riera

Llorenç Riera

El Consultiu y el Consell han dicho que es cosa y responsabilidad municipal. Se reactiva la urbanización rebautizada por la gente como Petit Bunyola y vuelven a aparecer todos los fantasmas, reales, surgidos en 2019, en forma de inquietud y dudas. Se reestructura el movimiento de rechazo a la urbanización. Treinta y seis viviendas de lujo y casi una cincuentena de aparcamientos frente a las casas de Son Mas dejan huella. No pueden pasar inadvertidos ni sumarse en forma de crecimiento natural al casco urbano de la población. El Ayuntamiento dice que todo está en regla, a lo sumo reconoce de forma implícita que puede estar desfasado el amparo de un proyecto de estas características en un Plan General de hace 45 años. Sin embargo, el GOB aprecia irregularidades administrativas, cuestiona la falta de servicios y accesos y se pregunta si la expansión es posible con las medidas de protección del territorio de 2020. Hay otra cosa fundamental en juego. Es el mismo concepto y forma de vida de un pueblo. Bunyola, por su ubicación a la vera de Palma y por la movilidad y comportamientos sociales actuales, ya tiene serias dificultades por salvar una identidad propia que se estructura en precedentes homogéneos y bien definidos. Una urbanización como las que se reactiva en Son Mas no contribuye a ello, más bien se aprovecha, a modo de coto cerrado, de un entorno que no le es propio. Un pueblo no puede estructurarse en base a comportamientos individualizados. Es una interconexión de necesidades urbanas capaces de cubrir toda necesidad humana. Aparte del impacto físico, es eso lo que se discute, en el fondo, ahora en Bunyola, al igual que en otros tantos sitios de Mallorca.

Suscríbete para seguir leyendo