La escasez revaloriza el agua

Llorenç Riera

Llorenç Riera

Llamar al consumo responsable del agua en los días más fríos, aunque poco lluviosos, del año puede parecer una exageración o una tarea de desocupados.

Sin embargo, a medida que uno se va adentrando en la realidad de los recursos hídricos disponibles, los sistemas de distribución y las previsiones de demanda, la iniciativa desplegada ayer por el conseller Mir ante la Federación de Entidades Locales adquiere una dimensión más consecuente y realista.

Pero no son solo los ayuntamientos quienes deben aprender a manejar el grifo con buen tino por muy municipal que sea la competencia de abastecimiento de agua. El asunto requiere la interconexión de gestiones superiores con enlaces sociales y empresariales.

Campos y Deià son dos de los lugares que ya padecieron restricciones el verano pasado. Los recursos hídricos permanecen en pleno enero al 55%, el Pla de Mallorca lleva casi dos años en prealerta por sequía y Artà 17 meses. Las redes de distribución mantienen pérdidas con cifras que pasan del despilfarro al escándalo a la espera de las soldaduras de los fondos europeos y la ecotasa.

El Govern pide medidas a los ayuntamientos los mismos días en que todas las instituciones están en Fitur procurando captar el mayor número posible de turistas. Es el equilibrio imposible: menos recursos y mayor demanda.

La estabilidad del consumo del agua en Mallorca pasa por el decrecimiento y la reutilización agrícola. No basta pedir a los ayuntamientos que se busquen pozos, unos depósitos que, por cierto, están demasiados calcinados. No es solo cuestión de cantidad. Importa la calidad. Miren los pueblos que se sirven de agua inapta para el consumo humano.

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