Lletra menuda

La asistencia pública se transforma en banco

Llorenç Riera

Llorenç Riera

Si algo necesita proximidad y calor humano es el soporte a personas sujetas a algún tipo de dependencia. El brazo tendido no se puede dar desde la distancia.

Por eso sorprende que la Administración, que dice estar en proceso de modernización, vaya optando por tratar a los más vulnerables igual que los bancos. Les quita al empleado de proximidad y les castiga con el cajero automático, nada intuitivo, del teléfono anónimo y la brecha digital. La eficacia, en el caso de los dependientes, no está en la mecánica de última generación, reside en el trato directo con cara y sonrisa reconfortante. Lo han denunciado los servicios sociales municipales. Veremos si el Govern es capaz de responde.

La centralización implantada repercute en unos efectos adversos a los que necesita obtener y puede incidir en más retrasos sobre los ya crónicos de la ayuda a la dependencia.

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