Casi un centenar de empresarios y trabajadores del sector turístico del municipio, especialmente de Magaluf, se volvió a concentrar ayer en señal de protesta delante del ayuntamiento de Calvià para denunciar que se sienten “abandonados” por la administración municipal y la autonómica, en plena crisis por la pandemia. Entre gritos de “alcalde, dimisión” y “fuera, fuera”, los manifestantes pidieron “ayudas para sobrevivir”.

Se trata de la cuarta protesta de estas características desde que el Govern decretó el cierre de Punta Ballena y dos calles aledañas, aunque sus promotores aseguran que representan los intereses de todo el sector turístico de Calvià afectado por la crisis. Así lo volvió a manifestar el presidente de la Asociación de Empresarios y Trabajadores de Calvià (Emytra), Juan Rodríguez, quien, ante los asistentes a la convocatoria, emplazó al alcalde Alfonso Rodríguez Badal (PSOE) a “estar con su pueblo en estos momentos tan difíciles”.

La protesta coincidió con el desarrollo del pleno ordinario de octubre en la sede consistorial. Precisamente, dos portavoces de grupos municipales -Luisa Jiménez, del PP, y Esperanza Catalá, de Vox- se ausentaron unos minutos del debate plenario para respaldar las reivindicaciones de los asistentes.

“Os apoyaremos hasta el final”, les dijo Jiménez, mientras que Catalá proclamó: “Nos tenéis a vuestro lado”. Ambas fueron recibidas con aplausos por los manifestantes, que llevaron calabazas para dárselas al gobierno municipal de PSOE y Podemos-Més y una gran pancarta en que se podía leer: 'Calvià, estado de alarma, toque de quiebra'.

Manifestantes delante del ayuntamiento de Calvià Juan Luis Iglesias

En declaraciones a los medios, Rodríguez Badal informó de que hoy se volverá a reunir con representantes de Emytra, pero también reiteró los argumentos con los que ha contestado en los últimos meses a estas protestas.

En primer lugar, en alusión al cierre de Punta Ballena y las calles aledañas, recordó que se enmarcó en el “control de la pandemia”, al tiempo que enfatizó otra vez que se dirijan las críticas al ámbito municipal cuando la decisión se tomó a nivel autonómico.

Respecto a las críticas recurrentes a la falta de compromiso municipal con los que sufren la crisis, el alcalde socialista de Calvià señaló que el Ayuntamiento ha dedicado nueve millones de euros a diferentes tipos de ayudas, “el 10% del presupuesto municipal”, subrayó. “Nuestra obligación es ayudar a todos”, manifestó.

Anunció que para el año que viene se mantendrá la línea de ayudas a autónomos, que este año se ha dotado con 2,1 millones de euros; ayudas que, dijo, oscilan entre 2.000 y 3.000 euros. Eso sí, reconoció que la tramitación de estas aportaciones “va lenta”.

Las ayudas económicas a Magaluf constituyeron ayer tema de debate también en el pleno, a raíz de una moción presentada por el PP, que pedía que se aprobasen bonificaciones en el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) para autónomos y pequeñas y medianas empresas.

Solicitaban también los populares que se aplicasen rebajas fiscales en todos los impuestos municipales para los autónomos y negocios afectados por el cierre de Punta Ballena y su entorno, a raíz de un decreto del Govern. La moción fue rechazada por los votos de la mayoría formada por PSOE y Podemos-Més. Sólo la apoyaron, además del PP, Vox y Ciudadanos.

El alcalde consideró la iniciativa «puro artificio y demagogia», mientras que el teniente de alcalde de Economía, Marcos Pecos, aseguró que una medida de estas características sólo beneficiaría a los propietarios, no a los empresarios. El gobierno municipal sostuvo que la posible rebaja que se podría aplicar, además de ser inviable desde el punto de vista normativo, no alcanzaría la dimensión de las bonificaciones a la tasa de basuras y de las ayudas a autónomos que sí que están en vigor.

Enfatizó también el gobierno que sería ilógico primar a determinadas zonas del municipio, frente a otras que también han sufrido los efectos de la crisis por el virus. 

En todo caso, Rodríguez Badal anunció que el Ayuntamiento ha propuesto al Govern que, cuando la situación epidemiológica lo permita, autorice que los cafés-conciertos en cuya licencia tengan como actividad secundaria la restauración puedan funcionar como bar-cafetería para darles una «salida».