Fornalutx vivió ayer su fiesta más esperada con el correbou, el pasacalles con un toro ensogado por su cornamenta que rememora una tradición centenaria. Como es ya habitual, una decena de animalistas alzaron sus pancartas de protesta contra el paseo que se llevó a cabo a primera hora de ayer como plato fuerte de las fiestas que se prolongarán durante todo el fin de semana.

La protesta silenciosa se desarrolló sin que se produjeran incidentes y bajo un amplio despliegue de efectivos de la Guardia Civil.

El festejo se caracterizó por su lentitud, ya que se prolongó durante unos cuarenta minutos sin que tampoco se produjeran incidentes relacionados con el animal y la muchedumbre que lo acompañó durante su recorrido.

Para garantizar la seguridad, la Guardia Civil desplegó numerosos efectivos para evitar que se produjeran enfrentamientos entre los animalistas y los partidarios del correbou. Los defensores de los animales exhibieron diversas pancartas con lemas como “Prou correbou”, “El bou no és cap festa, abolició” o “¿Y si el toro fuera tu perro?”. Los defensores de los animales estuveron agrupados en un lateral de la plaza de España.

Toro manso

El protagonista del festejo fue un buey que lleva por nombre ‘Rap’, perteneciente a la Associació de Criadors de Bestià Boví de Raça Mallorquina. Se trata de un toro manso de pelo oscuro que pesa 560 kilogramos. Posiblemente, el próximo año vuelva a ser el mismo animal, ya que el toro dejó de sacrificarse hace algunos años. Por tercer año consecutivo, el correbou partió de la zona alta del pueblo y se desarrolló hasta la plaza de España.

El animal fue conducido por las angostas calles y escalinatas de Fornalutx siguiendo el itinerario establecido por la Ley de Protección Animal de Balears.

A las ocho de la mañana, el animal comenzó su recorrido en la zona del Maiol y bajó hacia el centro del pueblo por las calles de la Tramuntana y de Església. Más que un correbou como los que se celebraban hasta hace tres años con un toro de lidia, el festejo fue un paseo dado que el animal era muy manso.

Tras llegar a la plaza de España el buey fue coronado por un joven y, a continuación, siguió su camino hasta la calle de Sa Font donde finalizó el paseo. Allí fue expuesto antes de cargarlo al camión que lo devolvió a la finca de Campos donde vive habitualmente.

Trajes de payés

El correbou se prolongó durante unos cuarenta minutos sin que se produjeran incidentes ni heridos. La mayoría fueron jóvenes de Sóller y Fornalutx al ser día laborable.

Como novedad de este año, los miembros de la comisión de fiestas que se ocupan de conducir el animal con las cuerdas se vistieron con trajes de payés. Este grupo de personas se encarga habitualmente de garantizar la seguridad del animal y evitar que pueda sufrir malos tratos.

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