La calle de sa Mar ha entrado en obras. La contratista de la reforma ha iniciado los trabajos con los que el tramo comprendido entre las calles de Romaguera y Bauzà se convertirá en una zona de tráfico pacificado que tendrá como principal peculiaridad que la calzada estará a la misma altura que las aceras.

La reforma de la calle ha comenzado con protestas de los vecinos, que critican la falta de seguridad para caminar y acceder a sus viviendas. Tanto es así que el Museu de Sóller ha tenido que cerrar sus puertas ante la imposibilidad de que sus visitantes accedan al casal, algo que ha generado malestar en la institución porque hace unos días inauguró una exposición. El cierre de la calle también ha afectado a varios establecimientos comerciales a los que la clientela no puede acudir.

El concejal Joan Ruiz, que se perfila como responsable de infraestructuras, informó que a lo largo del día de hoy mantendrá una reunión con los responsables de la empresa para exigir mayor agilidad en las obras. Comentó que en estos días "sólo hay un par de operarios trabajando, algo que parece que eternizará la obra".

Con la retirada de la capa asfáltica, los trabajos que se realizarán durante las próximas semanas, no sin controversia, consistirán en construir un nuevo pavimento a base de adoquines. Seguirá un modelo similar al de la calle de Sa Lluna o Sant Jaume, donde la calzada se encuentra al mismo nivel de las aceras. La finalidad es facilitar el tránsito de personas en un tramo de la calle donde las aceras son muy estrechas y por las quese hace difícil la circulación de los peatones por encima de ellas.