El pasado mes de junio se cumplieron 50 años del recordado triunfo de Antònia Buades Vallespir, Madò Buades, en el primer Concurso Nacional de la Canción Popular Española celebrado en Madrid. La representante poblera interpretó la tonada d'esterrossar, más conocida desde entonces como Perendenga, palabra con la que empieza la primera estrofa de la célebre canción: Perendenga, perendenga / ja t'ho podies pensar/ que qui no s'arrisca a sa feina / quan té talent no té pa...

Con aquel triunfo nacional de Antònia Buades había nacido una nueva estrella de la canción popular mallorquina, dos meses después de que Massiel hubiera ganado el Festival de Eurovisión con el clásico La, la la.

Nacida en sa Pobla, Antònia Buades Vallespir aprendió a interpretar las canciones (tonades) que acompañaban los duros trabajos del campo pobler, ayudando, de pequeña, a sus padres en las labores del campo como hacían tantas niñas y niños de su época. Ella, tal vez sin darse cuenta, imprimía a sus canciones un estilo personal, según Alexandre Ballester, "con un virtuosismo brillante innato, un canto lleno de naturalidad, tanto en los matices suaves como en los registros agudos y con una clara dicción, cantando como un ruiseñor".

Antes de su gran éxito nacional, a principios de los 60 Madò Buades, junto con un destacado grupo de ximbombers y cantadors, ya había maravillado con sus canciones en los diferentes certámenes celebrados en distintas poblaciones de la isla, así como en los continuados concursos anuales de Cançons de treballs del camp a Mallorca impulsado por Alexandre Ballester y que viene celebrándose (actualmente como certamen) ininterrumpidamente los martes de Pascua, ante la ermita de Crestatx, desde 1962.

Juntamente con su esposo Bartomeu Gamundí y Pep Ferrer, dos virtuosos de la ximbomba y otros cantadores y ximbombers había creado el grupo Ximbombers i Cantadors, que, con ella como protagonista estelar, esparcieron sus tonades por todos los rincones de la isla, grabaron algunos programas de televisión y registraron varios discos.

Gran recibimiento

La noticia del triunfo de Antònia Buades en Madrid corrió como reguero de pólvora por todo el pueblo. Había nacido una estrella. A su llegada a sa Pobla, aquella tarde de junio, los regidores del Ayuntamiento Pau Torrens Mir Nana, Pedro Aguiló Fava y Bernat Fornari Gomila fueron a esperar a Madò Buades a la entrada del pueblo, en Can Fat, donde llegó en el Seat 600 de Fornari, con el también regidor Andreu Triay Anglada que la había acompañado en Madrid en las distintas fases del concurso.

Entre el entusiasmo popular y en comitiva encabezada por el juez de Paz Martí Gelabert, el cura párroco Jaume Vallés, los citados concejales en representación del alcalde Pedro Ventayol Qués, amigos y familiares, se dirigieron a la Casa de la Vila, para dedicar al pueblo la tonada ganadora del concurso nacional, Perendenga, que se haría tan popular que se convirtió en el cariñoso apodo de la cantadora.

A partir de entonces Madò Buades siguió cantando con sus respectivos grupos de cantadors y ximbombers en las fiestas populares de su pueblo y otras localidades de las islas. Participó en infinidad de certámenes y fue cada año estrella invitada fija en las fiestas de Sant Antoni de sa Pobla a Gràcia, impulsada por el dinamizador cultural Antoni Torrens.

Madò Buades fue un referente y fuente de consulta de destacados folcloristas y varias de sus canciones fueron adaptadas y popularizadas por Maria del Mar Bonet, Biel Majoral, el grupo Uc de Eivissa y algunos otros intérpretes de la canción popular.

Distinciones

A lo largo de su prolongada trayectoria musical, Antònia Buades, además de ganar diferentes concursos y certámenes de canción popular, también recibió el reconocimiento de las instituciones oficiales.

En 1988, el ayuntamiento de sa Pobla le otorgó el Escut d'Or de la Vila. En 2001, recibió la Medalla d'Or del Consell de Mallorca. En 2002, el Govern balear que presidía Consell de MallorcaFrancesc AntichEl ayuntamiento de Palma le dedicó en septiembre de 2009 una calle y en enero de 2011, en el marco de las fiestas de Sant Antoni, y como homenaje en el centenario de su nacimiento, sa Pobla inauguró una calle que lleva su nombre.

Antònia Buades, ya enferma del corazón, alcanzó un avanzado estado de Alzheimer, enfermedades que la postraron en la residencia palmesana del Consell, donde recibía constantes visitas de sus compañeros que habían bebido de su sabiduría para perpetuar ese pedazo de nuestra cultura popular. El ruiseñor acalló sus trinos el 24 de diciembre de 2007, mientras en las iglesias de Mallorca sonaba el canto de la Sibil·la.