Centenares de personas, en su mayoría jóvenes, participaron ayer por la mañana en el tradicional 'correbou' de Fornalutx, un festejo que fue tan limpio como lento, sin apenas incidentes y con algún que otro susto. El único momento de tensión se vivió cuando un grupo de activistas desplegó varias pancartas en contra del 'correbou' y la Guardia Civil tuvo que formar una barrera de separación con los mozos que los abuchearon para evitar que el incidente pudiera ir a más.

El protagonista del festejo fue un buey muy manso perteneciente a la Associació de Criadors de Bestiar Boví de Raça Mallorca. Un animal sin nombre, de pelaje castaño, de más de 500 kilos de peso y de 10 años de edad.

Como manda la tradición impuesta por la ley de toros a la balear desde el año pasado, el manso salió de la zona de Es Maiol a las 8 horas en punto de la mañana. Lo hizo tras lanzarse el cohete de aviso.

El animal inició entonces un lento 'correbou' por unas escalinatas desde lo más alto de Fornalutx hasta el centro del pueblo. El toro estuvo acompañado por cientos de jóvenes y por los miembros de la organización que dirigían las cuerdas atadas a un cabestrillo que portaba el animal en su cuello.

El primer susto de la mañana ocurrió en la calle de la Iglesia, cuando el animal quiso volver sobre sus pasos, por lo que se produjo una aglomeración de mozos que intentaban dar marcha atrás. El otro momento complicado se dio en la plaza cuando una chica del pueblo le colocó una corona de laurel. El toro se veía nervioso y realizó varios movimientos bruscos provocando una estampida de mozos para alejarse del animal.

Calle de Sa Font

Tras este susto y con la tradición cumplida de coronar el toro, el animal fue conducido sin apenas esfuerzos hacia el antiguo matadero municipal, en la calle de Sa Font, donde se dio por concluido el encierro de este año. El animal fue encerrado en un corral a la espera de que más tarde un camión lo trasladara de nuevo a su finca de procedencia. Este mismo toro regresará al 'correbou' del próximo año. El encierro de ayer fue uno de los más lentos (duró media hora) y tranquilos de los últimos años, propiciado porque el protagonista era un animal de granja.

Hay que recordar que la ley de toros a la balear, que regula el 'correbou', prohíbe expresamente los toros de lidia como venía siendo tradición desde hacía décadas. También determina que no puede ser conducido por cuerdas atadas a su cornamenta y prohíbe su sacrificio. El texto legal obligó a recuperar el viejo recorrido que realizaba el animal en sus primeros años del pasacalles, algo que en la práctica complica el 'correbou' debido a la presencia de escalinatas, la estrechez de las calles y la gran aglomeración de personas.

En el 'correbou' participaron numerosos efectivos de la Guardia Civil, de las policías locales de Fornalutx y FornalutxSóller, así como de la Cruz Roja y Protección Civil para garantizar la seguridad de los participantes y el numeroso público que acudió a la cita. No se produjeron heridos.

En la edición de este año, tampoco acudieron representantes de las principales instituciones de las islas. Solo la anterior delegada del Gobierno en Balears, María Salom, fue al 'correbou' para conocer aquello que "durante años he autorizado y todavía no conocía de cerca", afirmó.

En el año 2015, fue identificado por agentes de la Guardia Civil el actual presidente del Parlament, Baltasar Picornell, cuando todavía solo era diputado durante una protesta de animalistas que se llevó a cabo en Fornalutx justo antes de que comenzara el festejo.

Incidente con los animalistas

El único momento de tensión que se registró en el 'correbou' de ayer se dio cuando un grupo de animalistas desplegó varias pancartas. En ellas se podían leer lemas como 'No al maltrato animal', 'Correbou, abolición' o 'Gobierno del cambio, cómplice de asesinato'. Este grupo de activistas desplegó las pancartas cuando el buey estaba en las escalinatas de la iglesia, lo que provocó un tumulto entre ellos y varios participantes. La rápida actuación de la Guardia Civil, que creó una barrera de separación entre activistas y mozos, evitó que los incidentes fueran a más. Aun así se oyeron gritos e insultos.

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Choques entre animalistas y vecinos de Fornalutx