El ayuntamiento de Calvià tramita una denuncia contra el propietario de varios bares en la plaza Pitiüses (conocida popularmente como BCM Square, al estar detrás de la macrodiscoteca) por el cierre de este recinto de uso público durante algunos partidos del pasado Mundial de fútbol, sobre todo en los encuentros que jugaba Inglaterra, que llegó a semifinales. Para acceder a la plaza, se estableció un precio de entrada que ascendía a 20 euros.

El Consistorio recuerda que se trata de un espacio privado, pero de "uso público", por lo que no se puede hacer semejante uso privativo. En la actualidad, informaron fuentes municipales, se está instruyendo el expediente después de que la Policía Local levantase un acta el pasado 11 de julio con motivo del Inglaterra-Croacia.

La organización se enfrenta a una multa que puede oscilar entre los 10.000 y los 100.000 euros. El dueño de esos bares es el británico Paul Smith, quien al frente de Carnage Magaluf promovió en el verano de 2014 la excursión alcohólica (pub crawling) del mamading que generó una enorme tormenta turística, mediática y política.

Durante el pasado Mundial de Rusia, instaló en BCM Square una gran pantalla para seguir los partidos, cerró el acceso a la plaza y colocó unas taquillas con personal de seguridad.

Inglaterra-Croacia

Este uso privativo con finalidad comercial de un espacio público ha indignado a comerciantes, empresarios y vecinos de la zona. Durante los encuentros de la selección inglesa, se llegaron a concentrar en esta plaza miles de personas que pagaron la entrada.

En las semifinales que disputó Inglaterra contra Croacia el pasado 11 de julio y que perdió, se habrían reunido en el recinto unas 4.000 personas, lo que supondría unos ingresos de 80.000 euros.

Los denunciantes critican también que durante estos eventos se repartían las bebidas alcohólicas en jeringas, que los clientes chupaban. A este respecto, el ayuntamiento de Calvià señaló ayer: "Estamos totalmente en contra de estas ofertas agresivas de alcohol y de estas formas de consumición que lo único que provocan es un modelo que queremos erradicar".

Las quejas también se refieren a las indumentarias de las camareras que atendían las barras, consideradas sexistas y denigrantes.