El Inglaterra-Túnez del Mundial de Fútbol se juega en estos momentos en Rusia, pero también a miles de kilómetros de distancia, en las calles de Magaluf (Calvià). Los bares de la localidad están llenos de turistas británicos, que no pierden detalle de las pantallas gigantes de televisión, mientras corean sus cánticos y jalean cada córner y cada falta.

Si el gobierno de Putin se ha destacado en los últimos días por los rigurosos niveles de seguridad en todas las sedes, Magaluf -siempre en el ojo del huracán mediático- tampoco le va a la zaga. Como sucede en cada evento futbolístico de primer orden (como pueda ser un Mundial o una Eurocopa de Fútbol), se ha reforzado notablemente la presencia policial en la zona, para evitar desórdenes públicos como se han producido otros años.

En una de las últimas juntas locales de seguridad -celebrada el pasado mes de abril- se definió un dispositivo de coordinación entre la Policía Local y la Guardia Civil para los días en que juegue la selección inglesa. Hoy es el primer envite, y los próximos partidos de Inglaterra están programados para el 24 y el 28 de junio.

"Intentamos ir conjuntamente con la realidad de nuestra temporada turística, que afortunadamente arranca antes y arranca con más volumen, y hay que dar respuesta desde el ámbito de la seguridad, porque es un elemento diferenciador de nuestro destino turístico", señaló el alcalde Alfonso Rodríguez Badal al término de la mencionada junta local de seguridad.

El fenómeno del ´hooliganismo´ en Magaluf -que tantos dolores de cabeza ha causado a las autoridades políticas de todo signo político- no es algo reciente. Sus orígenes datan de la década de los ochenta, como recordaban recientemente dos licenciados en Historia, Tomeu Canyelles y Gabriel Vives, que han realizado el trabajo ´Los años violentos: el origen del hooliganismo en Magaluf´.

"En los 80 el papel de Magaluf fue muy impactante. Todo lo que sale hoy ya salía. Vandalismo, alcohol, peleas entre ingleses y escoceses, un modelo de turismo que se estaba extendiendo y que el ayuntamiento intentaba combatir... En los 80, el alcohol se convierte en una parte importante de la oferta. Hay un abaratamiento de los paquetes vacacionales. Gente de barrios obreros, con poco dinero, podía venir de vacaciones a Mallorca, donde hacía sol, era barato y había una estructura 'britanizada'. Magaluf estaba hecho a imagen y semejanza del turista británico", explican Canyelles y Vives