Varias concesiones de renombre en la costa mallorquina expirarán este año, después de que haya finalizado el periodo de vigencia de 30 años. El GOB considera que muchas de estas autorizaciones deberían ser improrrogables y, por eso, ha solicitado a Demarcación de Costas que proceda a darles carpetazo.

Port de Pollença

Entre las concesiones que la organización ecologista estima que aaban este año, figuran la terraza y piscina del Hotel Cala Vinyes (Calvià) y del Hotel Daina del Port de Pollença, así como el complejo Puro Beach, en Can Pastilla. El GOB explica que estas ocupaciones datan de antes de la entrada en vigor de la Ley de Costas de 1988 y añade que el periodo de vigencia era de 30 años. En su mayoría, este tipo de concesiones son explanadas sobre las rocas que se usan como terrazas de bar, piscinas de hotel y espacio para solárium.

Precisamente, en las últimas décadas, las piscinas particulares al borde del mar han constituido un importante motivo de controversia en relación al uso y disfrute del litoral. En 2010, Costas demolió una piscina construida en zona de dominio público marítimo-terrestre, situada en Costa dels Pins y que pertenecía a la familia Marañón. En aquel entonces, la dirección de Costas argumentó que el caso de la famosa instalación del periodista Pedro J. Ramírez, también en Costa dels Pins, era diferente y no procedía su derribo. Otro caso sonado ocurrió hace años, en el hotel Mar y Paz de Can Picafort, donde se eliminó asimismo la piscina, ya que se dictaminó que estaba invadiendo una zona de dominio público.