En el año 2003, unos jóvenes sineuers, cansados de recibir golpes de uno de los dimonis de las fiestas de Vilafranca, robaron la careta de éste para vengarse del atropello. Como símbolo de la victoria se llevaron la máscara a Sineu, donde festejaron con ella a modo de burla. Finalmente, la careta fue devuelta a su pueblo original. Sin embargo, en el corazón de los sineuers se había creado el sentimiento de poseer una fiesta con un dimoni propio.

La leyenda del Puig de Reig, recogida en una las populares Rondalles, explica que, si uno da tres vueltas con un sorbo de aceite de oliva en la boca sin escupirlo, saldrá un toro con los cuernos encendidos que conducirá al héroe hasta un tesoro en el interior de una cueva. Dicho toro, es, al fin y al cabo, el protagonista de la fiesta de Sineu que combina el nombre de la montaña y del dimoni que Sineu finalmente consiguió crear, "Lo Much de Reig".