Un operario de la empresa encargada de pulir el embaldosado del templo desenchufa la máquina y se dispone a guardarla en su furgoneta. Es miércoles por la mañana y queda listo así el último retoque, el final de las obras de rehabilitación de la iglesia del Convent de Sant Vicenç Ferrer de Manacor. Aunque será hoy cuando queden oficialmente culminadas con la visita pública guiada, a partir de las 18 horas, por la arqueóloga Magdalena Riera y la historiadora del arte, Júlia Roman. Estos últimos trabajos, han consistido básicamente en el levantamiento de la capilla del Roser y limpieza de toda la parroquia.

"Hace cerca de un año detectamos que el pavimento del lateral derecho de la capilla había bajado unos centímetros", recuerda el rector Andreu Genovart. Fue entonces cuando técnicos y albañiles decidieron observar la evolución del bache. A finales de enero y en vista de que el aspecto iba empeorando, se realizaron una serie de catas para conocer qué había hueco en el subsuelo.

El misterio pasó rápidamente la burocracia municipal y del Consell, quienes en marzo dieron permiso para levantar parte del edificio barroco del siglo XVI, declarado Bien de Interés Cultural (BIC). A mediados de junio y pasadas las fiestas de Sant Domingo se perforó el espacio bajo la supervisión de arquitecto del Bisbat, Bartomeu Bennàssar y la arqueóloga Magdalena Riera.

Cinco criptas

Bajo las baldosas y los escombros húmedos y mal compactados, se descubrieron hasta cinco criptas vacías y rellenadas con material de la vieja cúpula del Roser, remodelada en los años 50. Así como partes del zócalo de material hidráulico original pintado y los altares laterales anteriores.

Muchos son vestigios de la construcción del convento (parte del cual está ahora ocupado por dependencias municipales) y de la iglesia iniciada en 1582. Aunque la capilla del Roser se conformó en 1626 a partir de la ampliación de otra más pequeña.

Hay que recordar que anteriormente, en 2006, ya tuvo lugar otra intervención estructural importante para acabar con las humedades, las grietas y fisuras de la cubierta, la fachada y determinadas figuras y adornos, así como el deterioro de estructuras interiores.

Las obras de la capilla han tenido un coste de casi 45.000 euros sin IVA, mientras que las labores de limpieza con máquinas especiales de retablos e imágenes de partes elevadas y el pulido integral de la iglesia han tenido un coste de 7.800 euros. Sant Vicenç Ferrer vuelve a estar a punto.