Actualmente, el único vehículo que realiza el trayecto de aproximadamente seis kilómetros de longitud, es un microbús de 23 plazas, propiedad de Autocares Pou. El billete normal cuesta 0,75 euros por viaje, mientras que la tarifa reducida está entre 60 y 40 céntimos de euro.

Si un ciudadano pretende esperar el bus urbano debe estar habituado a la espera, ya que tarda entre una hora y media y dos en completar una sola vuelta al recorrido marcado, lo que supone que los usuarios le hayan dado paulatinamente la espalda. Y más teniendo en cuenta que más de la mitad de sus 22 paradas no cuenta con ningún tipo de marquesina para poder resguardarse de la lluvia ni asientos instalados para el descanso.

De hecho, durante los últimos doce meses apenas 300 personas han subido a bordo. "Es un servicio poco popular en el sentido que no es eficiente para organizar el tiempo de manera eficiente; sólo suben diariamente al microbús un promedio de entre dos y tres personas al día", señaló el concejal de Transportes, Rafel Nicolau.