Joan Mesquida Llinàs cumple su cuarto Sant Bartomeu como dimoni de los cossiers de Montuïri. El 15 de agosto de 2002 sustituyó al anterior, Juanjo López. Hasta entonces había sido cossier durante los once años precedentes. El espectáculo se podrá contemplar mañana a partir de las 19 horas, y también el día del patrón.

-¿Qué prefiere ser, el ´bueno´ o el ´malo´?

-Me encantó ser cossier; pero prefiero ser dimoni. Creo que ha influido el hecho de que, cuando era pequeño, ya era un pequeño demonio. Hay siete cossiers y dimoni, sólo uno. Eres más protagonista y muchos más ojos se fijan en ti. Haber sido cossier entraña grandes ventajas a la hora de representar a Banya Verda.

-Parece una difícil labor.

-Aunque no lo parezca, el papel de dimoni resulta difícil de desempeñar. Cuando actúas te presionan mucho y te piden muchas cosas; por ejemplo despejar la calle de gente para crear el espacio necesario para que los cossiers puedan danzar. Los jóvenes quieren que constantemente corra detrás de ellos y no solamente has de hacerlo, sino, también, hacer fiesta, atender a los niños y a mayores.

-El mayor problema.

-Resulta complicado correr con la careta porque con los movimientos se va para uno y otro lado y pierdes la visión de un campo ya de por sí reducido. Los dos metros primeros no existen para mí, no puedo ver delante.

-Entonces mucha gente no sabe que la ve.

-El pasado día 15, fiesta de la Virgen Asunta, choqué con mi hermano pequeño y se rompió un cuerno. No supe que era Xavier hasta más tarde puesto que no lo había visto. Se llevó una llanderada y un golpe mío y yo sin saberlo.

-Lo más destacado de su actuación.

-Lo que más me gusta es la bajada espectacular de la calle es Pujol hacia la plaza. Si pudiera, me inventaría otras tres bajadas como ésta. Eso sí, resulta muy peligrosa. Hay que ir con mucho cuidado.

-La anécdota de estos tres años.

-Ha ocurrido precisamente este año. Día 15 se rompió un cuerno en dos trozos, tuve que entrar en los bares de Ca na Poeta y Ca n´Aloi para pegarlos. Yo ya había avisado al Ayuntamiento de su estado. A ello cabe añadir que el garrote que sostiene la cuerda del látigo, se partió en dos dado que tenía sus años. El día de sa Revetla estrenaré un látigo nuevo y creo que se habrá solucionado momentáneamente el problema de los cuernos. Espero que no se rompan de nuevo y que en 2006 tenga una careta de reserva.

-A veces se pone nervioso.

-Confieso que siento inquietud durante las actuaciones, especialmente a la hora de cerrar el baile que es cuando el dimoni se echa al suelo para que la dama lo pisotee. Debe hacerlo en el momento oportuno y con gracia. Además, con el ruido de la gente y estar metido en el traje, no puedes escuchar perfectamente la música.

-Y especialmente cuando te tocan el ´picarol´, le provocan o le llaman ´Banya Verda´, ´dimoni Cucarell, el dimoni no fa por´.

-Aunque parezca lo contrario, no me molesta lo primero -aunque deba aparentar que sí me molesta- porque es la fiesta; ni que me digan Banya Verda. Lo peor es la presión.

-Pues, ¿qué le hace ´enfadar´ de verdad?

-Que la gente esté tan cerca y que una vez que los coges, no hay terreno libre para efectuar la corrida posterior. Me disgusta mucho que me den pescozones o patadas. Es inadmisible.

-Le acusan de dar mucha caña, de ser el más ´pegador´ de Mallorca.

-No se tiene el mismo respeto de antes al demonio de ahora. La causa está en que alguien ha bebido más de la cuenta y estropea la fiesta. Aviso, incluso, a los más ´juerguistas´ para que se comporten, puesto que pueden hacer daño a los asistentes. Por lo demás, no me considero ´pegador´. Reconozco que me dan propinas para que dé algún que otro latigazo...